GUAYAQUIL, Ecuador (EFE).— Mauricio Figueroa recuerda que la primera vez que hizo un muñeco de papel y cartón para quemar el 31 de diciembre tenía 9 años, y desde ese momento no hubo vuelta atrás.
Ahora, con 57 años, fabricó un “Garfield” de más de cinco metros que es parte de la “Ruta de Monigotes Gigantes”, un tradicional y único recorrido que toma cada fin de año las calles del suburbio de Guayaquil.
“A nosotros nos gusta hacer esto. No ha habido ningún momento en la vida que no me haya gustado, y espero que Dios me dé vida para seguir haciéndolo, exponerlo al público y que la gente lo venga a visitar”, dijo Figueroa, artesano y soldador que comparte esta tradición con su hermano y su sobrino.
Su monigote, como se le llama en Ecuador a estos muñecos, ya no es solo de papel y cartón, sino que contiene otros elementos, como estructuras metálicas, para mantenerlo de pie y está en uno de los 21 puntos de la ruta de la que son parte otros personajes muy famosos como “Wolverine”, “Deadpool”, “Héctor Lavoe”, “Terminator”, “Kun Fu Panda” y “Los Minions”.
Los muñecos forman parte de una costumbre ecuatoriana que se realiza cada fin de año. Los artesanos elaboran figxuras de toda índole, aunque mucho más pequeñas, y las personas las compran y las queman entre los últimos minutos del año viejo y los primeros del año nuevo, como parte de un ritual que simboliza el fin de un ciclo y el inicio de otro.
En Ecuador, cierran el año quemando muñecos enormes. Parece que les gusta destruir cosas, ¡qué divertido!