
04 DE JUNIO-Las tensiones en #Irak se intensificaron nuevamente este jueves por la noche, tras el derribo de un dron cargado de explosivos cerca del aeropuerto internacional de Erbil. Esta instalación, que alberga tropas de la coalición liderada por Estados Unidos, se encuentra en la región autónoma del Kurdistán iraquí y ha sido blanco de múltiples ataques en los últimos años. Las autoridades kurdas confirmaron que el incidente no dejó víctimas ni daños materiales.
Los servicios de lucha contra el terrorismo del Kurdistán informaron que lograron neutralizar el dron antes de que alcanzara su objetivo. Aunque no se han atribuido responsabilidades por el ataque, el hecho ocurre en un contexto de creciente inestabilidad, donde los drones y los cohetes han sido utilizados con más frecuencia para atacar posiciones asociadas con intereses extranjeros. Esta forma de agresión representa un riesgo persistente para la seguridad en el norte del país.

Dana Tofeek, directora interina del aeropuerto de Erbil, aseguró que las operaciones se mantienen con normalidad y que “la instalación está segura”. Solo un vuelo experimentó un ligero retraso debido a los protocolos de seguridad activados tras el incidente. La presencia de la base militar de la coalición internacional convierte al aeropuerto en un punto estratégico y, por lo tanto, en un objetivo recurrente de ataques.
Este nuevo intento de atentado se suma a una serie de agresiones recientes. En menos de dos semanas, varias zonas de Irak han sido atacadas con drones y cohetes. Este mismo jueves, otro dron explosivo cayó cerca del aeropuerto de Kirkuk, que ya había sido atacado el lunes anterior con dos cohetes. Dicha instalación alberga unidades del ejército iraquí, la policía federal y los Hashd al Shabi, una coalición de ex fuerzas paramilitares pro iraníes integradas al ejército regular.
Además del riesgo inmediato a las tropas y la infraestructura, estos ataques evidencian la evolución tecnológica de los grupos armados irregulares, que cada vez hacen uso más sofisticado de drones modificados para tareas ofensivas. Expertos en seguridad regional advierten que la falta de control sobre el uso de estos dispositivos en zonas en conflicto podría escalar en una nueva forma de guerra asimétrica, dificultando la protección de objetivos militares y civiles por igual. Esta situación plantea un desafío urgente para las fuerzas de seguridad iraquíes y sus aliados, que deberán adaptar sus sistemas de defensa y vigilancia a estas nuevas amenazas aéreas de bajo costo pero alto impacto.
Mientras tanto, las autoridades iraquíes enfrentan el reto de contener estos ataques sin agravar la situación política interna ni generar tensiones con actores internacionales. La comunidad internacional sigue con atención estos eventos, dado que la estabilidad de Irak tiene implicaciones directas en la seguridad de toda la región.

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