WASHINGTON.— En el primer debate, y quizá el único, entre Kamala Harris y Donald Trump, los candidatos a la presidencia de Estados Unidos intercambiaron ataques políticos y personales.
La candidata demócrata y el candidato republicano presentaron contrastantes visiones para el país en cuestiones como el aborto, la inmigración y la democracia, en su carrera hacia las elecciones de noviembre próximo.
La vicepresidenta demócrata pareció provocar al expresidente republicano al recordarle en varias ocasiones la derrota electoral que él aún niega, ante Joe Biden, y se burló de algunas otras de sus afirmaciones falsas.
Harris no sólo trató de presentar argumentos de que Trump no es apto para desempeñar el cargo, sino que trató de usar sus respuestas de tal forma que parecían diseñadas para provocarlo a lanzar ataques personales, de los que sus asesores y simpatizantes han tratado de alejarlo.
Kamala a Trump: “Dicen que usted es una vergüenza”
En cierto punto, Harris se volteó a ver a Trump y dijo que, como vicepresidenta, “he hablado con dignatarios extranjeros y dicen que usted es una vergüenza”.
Trump volvió a negar su derrota ante el presidente Joe Biden hace cuatro años, cuando sus intentos por revertir el resultado dieron lugar a la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio federal.
“Donald Trump fue despedido por 81 millones de personas”, dijo Harris.
“Así que dejemos eso en claro. Y evidentemente le cuesta mucho trabajo procesar eso”, subrayó la demócrata.
Ataques de Trump a Kamala
Trump, en cambio, trató de relacionar a Harris con Biden, preguntándole por qué no había tomado acciones sobre sus propuestas mientras se desempeñaba como vicepresidenta.
Y centró sus ataques contra Harris en la asignación que le encargó Biden de lidiar con las causas de raíz de la migración ilegal.
En varias ocasiones se refirió a ella y a Biden como personas débiles, y mencionó los elogios del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, para demostrar que es sumamente respetado por dignatarios de todo el mundo, asegurando que Orbán lo llama “la persona más temida”.
El enfrentamiento le brindó a los estadounidenses la mirada más detallada hasta el momento a una campaña que ha cambiado drásticamente.