
21 DICIEMBRE 2025-NACIONAL- El Congreso de la Ciudad de México puso sobre la mesa una iniciativa que busca aprovechar la donación de piel obtenida en cirugías estéticas o reconstructivas para fortalecer a los bancos de piel y ampliar las opciones de tratamiento para personas con quemaduras o heridas graves. La propuesta fue turnada a la persona titular de la Secretaría de Salud capitalina, con la intención de evaluar su viabilidad médica, legal y operativa.
La discusión legislativa parte de un hecho claro: las cirugías estéticas han aumentado en número y también en rango de edad, lo que genera un volumen de tejido que hoy se desecha pese a que podría ser útil. Bajo criterios estrictos de calidad y seguridad, ese material podría integrarse a la donación de piel hospitalaria y convertirse en un recurso terapéutico con alto impacto social.
Recursos limitados y nueva alternativa
La diputada Elizabeth Mateos Hernández, del Grupo Parlamentario de MORENA, explicó que los bancos de piel enfrentan una disponibilidad limitada de tejidos para injertos, un insumo vital en casos de quemaduras severas. De acuerdo con reportes del propio Congreso local, la donación cadavérica no siempre cubre la demanda, lo que obliga a explorar nuevas vías. En ese marco, la donación de piel proveniente de procedimientos estéticos o reconstructivos se presenta como una alternativa viable, siempre que el tejido sea apto y exista supervisión médica especializada.

La propuesta subraya que el aprovechamiento del tejido no implica riesgos adicionales si se cumplen protocolos de bioseguridad, trazabilidad y consentimiento informado. Además, permitiría reducir costos hospitalarios y acortar listas de espera, dos factores críticos para pacientes que requieren atención inmediata. El planteamiento mantiene un enfoque crítico al exigir controles estrictos para evitar cualquier uso indebido.
El Congreso de la Ciudad de México retomó el caso de Chile como referencia. En ese país, la donación de piel obtenida de procedimientos médicos ha permitido beneficiar a más de 60 pacientes y procesar más de 40 mil metros cuadrados de tejido, según cifras presentadas por la legisladora. La experiencia demuestra que, con regulación adecuada, esta práctica puede ser segura, eficiente y con resultados clínicos positivos.
Este antecedente internacional también evidencia la importancia de capacitar al personal médico y fortalecer la infraestructura de los bancos de piel. En Chile, la coordinación entre hospitales públicos y privados fue clave para garantizar calidad y transparencia, un aprendizaje que podría replicarse en la capital del país.

Un acto de generosidad con potencial de política pública
Mateos Hernández destacó que la iniciativa puede convertir “algo que no se usa, en algo que salva”, al transformar procedimientos estéticos en actos de generosidad con impacto real. Desde esta visión, la donación de piel no solo atiende una necesidad médica, sino que abre la puerta a una política pública innovadora en salud, enfocada en la solidaridad y el aprovechamiento responsable de recursos.
La propuesta también plantea campañas informativas para que pacientes conozcan la posibilidad de autorizar la donación del tejido retirado durante su cirugía. Con ello, se busca fomentar una cultura de corresponsabilidad social sin imponer obligaciones ni vulnerar derechos.






