LOS ÁNGELES, California.— Más de 50,000 personas estaban bajo órdenes de desalojo o advertencias ayer mientras un enorme y veloz incendio forestal arrasaba las escarpadas montañas al norte de Los Ángeles, pero los bomberos dijeron que un rápido ataque terrestre y aéreo les estaba dando la ventaja contra las llamas.
El incendio “Hughes” estalló por la mañana y en seis horas destruyó 39 kilómetros cuadrados de árboles y matorrales cerca del lago Castaic, una popular zona de recreo, a unos 64 kilómetros al norte de los devastadores incendios “Eaton” y “Palisades” que siguen activos después de tres semanas.
Aunque la región estaba bajo alerta roja, los vientos no eran tan rápidos como cuando se desataron esos incendios, lo que permitió que los aviones de extinción arrojaran miles de galones de retardante de fuego.
“La situación en la que nos encontramos hoy es muy diferente a la situación en la que estábamos hace 16 días”, dijo anoche el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone.
No se reportaron viviendas ni otras estructuras quemadas.
“Hoy hubo una respuesta contundente a este incendio y, como pueden ver detrás de nosotros, los socorristas están haciendo un gran trabajo para intentar contenerlo”, indicó Joe Tyler, director de Cal Fire. “Sin duda, aún no estamos fuera de peligro”.
Se ordenó el desalojo de más de 31,000 personas y otras 23,000 están bajo advertencias de desalojo, informó el sheriff Robert Luna.
Ante un cambio de clima
Partes de la Interestatal 5 que habían estado cerradas serán reabiertas en breve, dijo Luna.
En el sur del estado, funcionarios se preparaban para posibles lluvias. Se pronostica que los vientos seguirán hasta hoy.
También “se pronostican lluvias y la amenaza de flujo de lodo y escombros en nuestras comunidades afectadas por el incendio”, advirtió la supervisora Kathryn Barger en conferencia de prensa.
Los equipos de bomberos llenaban sacos de arena para las comunidades mientras los trabajadores del condado instalaban barreras y limpiaban tuberías y cuencas de drenaje.
Los supervisores del condado también aprobaron una moción de emergencia para instalar infraestructura de control de inundaciones y acelerar y retirar sedimentos en áreas afectadas por el fuego.
El pronóstico era de entre 60 y 80% de probabilidades de que lloviera un poco en el sur de California a partir de pasado mañana, aunque la mayoría de las áreas probablemente no recibiría más de 0.8 centímetros de agua, según Ryan Kittell, meteorólogo de la oficina del Servicio Meteorológico Nacional para Los Ángeles.
Sin embargo, en algunos lugares caerían hasta 2.5 centímetros de lluvia en tormentas eléctricas localizadas, lo que sería el peor de los casos si cae una cantidad suficiente para desencadenar corrientes de escombros en laderas quemadas.
“Pero incluso si la lluvia no se materializa esta vez, sería un buen ensayo para esas comunidades porque esta será una amenaza con la que tendrán que lidiar durante meses o años”, consideró Kittell el martes.
Los equipos de bomberos llenaban sacos de arena para las comunidades mientras los trabajadores del condado instalaban barreras y limpiaban tuberías de drenaje y cuencas.
En 2018, Montecito, una ciudad a 130 kilómetros de distancia de la costa de Los Ángeles, fue arrasada por avalanchas de lodo después de que una fuerte lluvia cayó sobre laderas devastadas por un enorme incendio forestal. Veintitrés personas murieron y cientos de viviendas resultaron dañadas.
Las alertas de bandera roja por riesgo crítico de incendio se extendieron hasta las 8 de la noche de hoy en los condados de Los Ángeles y Ventura. Las autoridades seguían preocupadas de que los dos grandes incendios, los fuegos de “Palisades” y “Eaton”, pudieran romper sus líneas de contención mientras los bomberos seguían vigilando los lugares críticos, afirmó David Acuña, portavoz del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (CAL FIRE, por su acrónimo en inglés).
Los camiones de bomberos y los aviones cisterna permitieron que los equipos apagaran rápidamente varios incendios pequeños que surgieron en los condados de Los Ángeles, San Diego y Riverside, dijeron autoridades.
Las autoridades instaron a los residentes a revisar sus planes de desalojo, preparar kits de emergencia, estar atentos a los incendios y reportarlos rápidamente.
Bass también advirtió que los vientos arrojarían cenizas y aconsejó a los angelinos que visitaran el sitio web de la ciudad para saber cómo protegerse del aire tóxico durante el nuevo evento de vientos de Santa Ana. La directora de salud pública del condado de Los Ángeles, Barbara Ferrer, advirtió que la ceniza podría contener metales pesados, arsénico y otros materiales nocivos.
“Incluso una breve exposición puede causar irritación en la piel y provocar problemas más graves”, señaló Ferrer ayer y pidió a la gente que use equipo de protección mientras limpia.
La baja humedad, la vegetación extremadamente seca y los fuertes vientos se produjeron mientras los bomberos seguían combatiendo los incendios “Eaton” y “Palisades”, en los que han muerto al menos 28 personas y más de 14,000 estructuras han quedado destruidas desde que comenzaron el 7 de enero. La contención del incendio de Palisades era del 68%, y la de Eaton del 91%.
El jefe policial del condado de Los Ángeles, Robert Luna, dijo ayer que su departamento sigue investigando 22 informes activos de personas desaparecidas en ambas zonas de incendio. Todas las personas reportadas como desaparecidas son adultos, añadió.
La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos investiga las causas de los incendios, pero no ha publicado ningún hallazgo.
Es impresionante lo que está pasando en California. Por un lado, los incendios son un verdadero desastre y la gente está sufriendo mucho. Además, lo de los aludes de ceniza complica aún más la situación. Es como si no les dieran un respiro. La naturaleza está mostrando su lado más duro, y es triste ver cómo las comunidades luchan para proteger lo que tienen. Deberíamos hacer más para cuidar el medio ambiente y prevenir estas tragedias.