
Ciudad de México. 10 de diciembre de 2025. El debate sobre el consumo de tabaco y vapeadores ha generado una ola de críticas hacia la falta de coherencia entre el discurso y la práctica de algunos legisladores en la Cámara de Diputados. Recientemente, la diputada Margarita García, perteneciente al Partido del Trabajo (PT), emitió una declaración tajante en contra de estos hábitos, afirmando que «quien se quiere y se ama no debería fumar cigarrillos ni vapeadores». Este pronunciamiento, que busca promover la salud, se ha visto eclipsado por la evidencia de que algunos de sus propios compañeros incurren en la incoherencia al consumir estos productos en el recinto.
La controversia se intensifica con la respuesta de algunos miembros de Morena, quienes han intentado minimizar las críticas al consumo de estos dispositivos, argumentando que la presión para permitir su uso o regularlos de manera más laxa es simplemente una «influencia de cabilderos». Esta postura intenta desviar la atención de la incoherencia interna y atribuir el debate a intereses externos, ignorando el dilema ético que representa el consumo de estos productos por parte de quienes están llamados a legislar sobre ellos.
Fumar y Vapear: La Incoherencia Tras Bambalinas
El punto de quiebre que expone esta incoherencia ocurrió hace apenas unas semanas. El suceso involucra a la diputada morenista Gaby Jiménez, quien fue captada «vapeando entre curules», según diversos reportes de la prensa y testimonios internos. Este acto contrasta marcadamente con los llamados públicos a la salud y las declaraciones que demonizan el consumo de tabaco y sus derivados. La imagen de una legisladora vapeando en un espacio donde se dictan leyes de salud subraya una desconexión palpable entre la retórica y la realidad.
Este incidente ha provocado que varios observadores y grupos de la sociedad civil cuestionen la autenticidad de los argumentos esgrimidos en tribuna. La crítica se centra en la doble moral: los diputados condenan con el micrófono los hábitos de consumo que, con toda calma y a la vista de sus compañeros, practican discretamente «entre curules». La supuesta lucha contra el tabaco y los vapeadores parece debilitarse cuando se enfrenta a la incoherencia de sus propios impulsores.
Cuando el Discurso Choca con la Realidad Legislativa
El tema de la regulación de los vapeadores es particularmente delicado en México, donde existe una prohibición a la comercialización e importación de estos productos, lo que no impide su venta en el mercado informal. La discusión sobre si son menos dañinos que el tabaco tradicional o si deberían ser regulados como alternativa ha dividido opiniones. Sin embargo, la incoherencia de los legisladores vapeando mientras se discute el tema socava la autoridad moral de la Cámara para tomar decisiones informadas y consistentes con un discurso de protección a la salud.
Para muchos ciudadanos, esta falta de congruencia es un reflejo de la crisis de credibilidad que atraviesa la clase política. La incoherencia en un tema tan sensible como la salud pública alimenta la percepción de que las posturas políticas están motivadas más por intereses o juegos de poder que por una convicción genuina. Es un llamado de atención para los diputados a alinear sus actos con las palabras que expresan en el recinto legislativo, si es que buscan ser tomados en serio en la elaboración de políticas de salud.








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