
31 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El destructor estadounidense USS Gravely zarpó este jueves de las aguas de Trinidad y Tobago, poniendo fin a una estadía de cuatro días. El buque de guerra estuvo anclado a poco más de 10 kilómetros de las costas de Venezuela, según reportes de AFP. La presencia del buque de guerra estadounidense fue justificada por Washington como parte de ejercicios militares acordados con Puerto España, programados entre el 26 y el 30 de octubre. Sin embargo, esta maniobra coincidió con el despliegue militar que mantiene el país norteamericano en el mar Caribe desde hace once semanas, oficialmente bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico. La cercanía y el contexto generaron una fuerte respuesta por parte del gobierno venezolano.
🚨 Caracas Denuncia Plan de Escalada Bélica
Caracas ha levantado una seria denuncia, acusando a Estados Unidos y al país antillano de estar fraguando una operación de falsa bandera para justificar una escalada bélica contra el territorio venezolano. Esta grave acusación fue detallada el pasado domingo por la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. Según sus declaraciones, mercenarios capturados, quienes supuestamente tienen vínculos con la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA), ofrecieron detalles sobre la supuesta maniobra en curso. La situación ha elevado el nivel de tensión en la región, pues Venezuela ve la presencia del destructor estadounidense como una amenaza directa a su soberanía.
Rodríguez publicó un comunicado el 26 de octubre en su canal de Telegram, señalando que: «Está en curso un ataque de falsa bandera desde aguas limítrofes con Trinidad y Tobago, o desde el propio territorio trinitense o venezolano, que genere un enfrentamiento militar completo» contra Venezuela. Posteriormente, el canciller Yván Gil reveló que había contactado a las autoridades trinitenses para informarles del hecho y las conminó a tomar partido «del lado de la paz». Gil criticó fuertemente a la primera ministra Kamla Persad-Bissessar, emplazándola a asumir su responsabilidad: «o se pone del lado de la paz o se hunde en la agenda de la CIA», fustigó el diplomático. Esta presión diplomática subraya la seriedad con la que Venezuela percibe esta movilización militar estadounidense.

🛡️ Venezuela Víctima de «Guerra Multiforme»
En un contexto más amplio, en septiembre, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, había declarado que su país es víctima de una «guerra multiforme» orquestada desde EE.UU. Según sus palabras, el Estado venezolano está siendo objeto de una «agresión armada para imponer un cambio de régimen» y un Gobierno «títere», con el objetivo de «robarle el petróleo, el gas, el oro y todos los recursos naturales». Las detenciones recientes de mercenarios presuntamente ligados a la inteligencia estadounidense, y ahora la presencia del USS Gravely, son vistas por el gobierno venezolano como pruebas de esta alegada «guerra multiforme».
El pasado lunes, tras la detención de los mercenarios, el presidente Maduro llamó a recordar que el propio Gobierno de EE.UU., en voz de su presidente, Donald Trump, había admitido que autorizó a la CIA «a hacer actividades encubiertas y terroristas» en Venezuela. Maduro detalló en su programa Con Maduro+ el desmantelamiento de tres operaciones terroristas. La más reciente, relacionada con los mercenarios, y otras dos previas que pretendían volar la Plaza de la Victoria de la URSS y atacar la instalación de lo que fue la Embajada de EE.UU. en Venezuela. «La CIA siempre detrás del trabajo sucio, como siempre ha hecho», detalló. La salida del buque de guerra estadounidense Gravely no ha aliviado la preocupación en Caracas.
En respuesta directa a lo que valoraron como actos hostiles, Caracas puso en suspenso su convenio de cooperación energética con Puerto España el 27 de octubre. La vicemandataria venezolana, Delcy Rodríguez, afirmó que el Gobierno encabezado por Persad-Bissessar se había «sumado a un plan guerrerista del Gobierno de EE.UU.». Además, la ‘premier’ trinitense fue declarada persona ‘non grata’ por la Asamblea Nacional de Venezuela, que respaldó por unanimidad las acusaciones del Ejecutivo. La escalada de tensión diplomática y la interrupción del acuerdo energético evidencian las serias repercusiones de la presencia del destructor estadounidense en aguas cercanas.
 
			 
			









