26-Agosto-2025.-.Josué Guerrero Espino, un joven que recién cumplió 18 años el 25 de agosto, no pudo celebrar su mayoría de edad en familia. Desde abril permanece desaparecido tras haber sido reclutado con una supuesta oferta de empleo en Guachochi, Chihuahua. La angustia de su madre aumenta día tras día, especialmente al haberlo reconocido en un video atribuido al crimen organizado, donde aparece visiblemente sometido.
La mujer, que viajó desde Durango a Chihuahua, exige a las autoridades que intensifiquen la búsqueda y ofrezcan respuestas claras. “Yo solo quiero que me lo regresen, que me digan dónde está”, expresó, recordando con dolor que su hijo pasó su cumpleaños en circunstancias desconocidas. La Fiscalía General del Estado mantiene abierta una carpeta de investigación, pero hasta ahora no hay avances significativos.
Organizaciones civiles han advertido que el caso de Josué no es aislado. El reclutamiento de jóvenes mediante falsas ofertas de trabajo se ha convertido en una práctica recurrente en Chihuahua y en otras regiones del país. Los grupos criminales aprovechan la necesidad económica y la falta de oportunidades laborales para captar adolescentes y jóvenes, quienes son engañados con la promesa de empleo digno.
Este fenómeno no solo refleja la debilidad de las políticas de prevención, sino también la ausencia de programas efectivos que ofrezcan alternativas reales a los jóvenes. La situación genera una doble tragedia: familias que pierden a sus hijos y comunidades que quedan atrapadas entre la violencia y la impunidad.
Expertos en seguridad y académicos coinciden en que el caso de Josué debe ser un punto de inflexión. El Estado mexicano necesita fortalecer programas sociales, educativos y de empleo que reduzcan la vulnerabilidad de los jóvenes frente al crimen organizado. Crear empleos dignos, garantizar acceso a la educación y reforzar los sistemas de protección comunitaria son acciones fundamentales para frenar el reclutamiento forzado.
Además, se subraya la necesidad de que las fiscalías estatales y federales trabajen en conjunto, con protocolos claros para la búsqueda inmediata de personas desaparecidas. El tiempo, señalan especialistas, es un factor determinante para salvar vidas en estos casos.
La historia de Josué se suma a cientos de familias que enfrentan la misma incertidumbre. La exigencia es clara: justicia, verdad y acciones que frenen la desaparición y el reclutamiento de jóvenes bajo engaños criminales. Mientras tanto, su madre mantiene la esperanza de volver a abrazarlo, aferrándose a la fe de que la justicia aún puede alcanzarlos.
