
El Hospital IMSS–Bienestar atraviesa una etapa crítica marcada por denuncias de los propios trabajadores, quienes señalan que la falta de personal operativo, retrasos en pagos y presunto desabasto en IMSS–Bienestar han afectado seriamente la atención a pacientes. Una empleada, que pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias, afirmó que existen áreas donde “no hay quien ayude” y que la situación se ha vuelto insostenible para quienes continúan laborando bajo presión. Las irregularidades han provocado inquietud tanto dentro como fuera del hospital, donde familiares de pacientes exigen soluciones inmediatas.
La trabajadora explicó que, además de los problemas laborales, existe preocupación por la atención digna para los enfermos. Señaló que hay pacientes encerrados en cuartos pidiendo agua, así como personas que requieren atención urgente. Su declaración más grave apunta a que los medicamentos sí se encuentran en el hospital, pero que no son entregados a los pacientes. “Los medicamentos están, pero los tienen guardados y le piden a la gente que compre lo que necesita”, denunció. Este punto se suma a versiones similares emitidas por otros trabajadores en días pasados, quienes aseguran que la administración ha mantenido bajo llave medicamentos básicos.
La situación no es nueva. La semana pasada, el trabajador con casi 20 años de servicio, William Bojórquez, denunció públicamente que médicos y enfermeras estaban realizando labores de limpieza ante la ausencia de personal de intendencia. De acuerdo con su testimonio, los paros laborales se deben a que la empresa contratista no ha pagado a los empleados responsables de estas tareas. En el nuevo testimonio, se afirma que trabajadores suplentes y temporales continúan sin recibir su salario aun cuando una nueva quincena está por comenzar.
DENUNCIAS QUE CRECEN ENTRE PACIENTES Y FAMILIARES
Un caso reciente generó indignación entre familiares: el padre de una niña hospitalizada habría sido enviado a comprar medicamentos porque, presuntamente, el hospital no los tenía. Sin embargo, la empleada que brindó su testimonio aseguró que sí había existencias, lo que agrava la percepción de que el problema central no es el desabasto en IMSS–Bienestar, sino una falta de distribución adecuada y transparencia interna. Este tipo de situaciones, advirtió, pueden poner en riesgo la salud de los pacientes y provocar complicaciones graves.
Los trabajadores, preocupados por el impacto en la atención médica, hicieron un llamado directo a la gobernadora Mara Lezama para que acuda personalmente a verificar las condiciones del hospital. “Pedimos justicia para todos, que venga a ver cómo está el Seguro Social de aquí”, expresó la empleada. El exhorto surge en un contexto en el que la transición al modelo IMSS–Bienestar prometía mejorar la calidad del servicio, reducir carencias y establecer un sistema más sólido de atención para la población sin seguridad social.
UNA TRANSICIÓN PENDIENTE DE RESULTADOS
El hospital formaba parte, hasta 2023, de la Secretaría de Salud estatal (SESA) y desde entonces ha pasado por un proceso de incorporación al nuevo modelo federal. No obstante, trabajadores y usuarios aseguran que, lejos de mejorar, algunos problemas se han profundizado. La falta de pagos, la inestabilidad laboral y el presunto ocultamiento de insumos han puesto en duda la eficiencia del modelo en su implementación local. Especialistas en políticas públicas señalan que una transición exitosa requiere supervisión constante, capacitación y procesos administrativos claros, elementos que no siempre se han visto reflejados.
VALOR AGREGADO: FALTA DE CONTROL INTERNO, EL VERDADERO DESAFÍO
Aunque la narrativa pública suele centrarse en el “desabasto”, diversos analistas coinciden en que muchos hospitales enfrentan un reto mayor: la ausencia de control y supervisión interna. Cuando los medicamentos existen pero no se entregan, el problema ya no es logístico sino administrativo. Implementar auditorías sorpresivas, reorganizar almacenes y crear un sistema digital de trazabilidad de insumos podría reducir significativamente la discrecionalidad en su manejo. Asimismo, resolver la precariedad laboral de los trabajadores evitaría que las protestas afecten directamente a los pacientes, quienes son los más vulnerables ante estas fallas.







