QUINTANA ROO – 25-OCT-2025 – INTERNACIONAL. La circunscripción galesa de Caerphilly, un bastión histórico que había votado a la izquierda por más de un siglo, ha sido testigo de un verdadero sismo político. Las elecciones parciales celebradas la víspera resultaron en una derrota humillante para el Partido Laborismo del primer ministro Keir Starmer, cuya formación perdió el escaño autonómico por primera vez en su historia en esta localidad. Aunque las elecciones parciales tienen un efecto práctico mínimo, su importancia simbólica es enorme y este resultado funciona como un «termómetro» que mide el descontento ciudadano, encendiendo las luces de alerta roja para el Gobierno británico y el Partido Laborismo.
La victoria, con una mayoría aplastante del 47%, fue para Lindsay Whittle, el candidato del partido nacionalista Plaid Cymru, que hace apenas cuatro años se había quedado en un 28%. Sin embargo, lo que realmente ha hecho sonar las alarmas en las filas del Partido Laborismo es el ascenso meteórico de la ultraderecha populista. Reform UK, el partido liderado por Nigel Farage, pasó de un irrelevante 2% del voto a un impresionante 36%, convirtiéndose en el segundo partido más votado en la que fuera la cuna del movimiento Laborismo.

El Ascenso de la Ultraderecha y el Castigo al Gobierno
Los números son catastróficos para el Laborismo en Caerphilly. Si hace cuatro años lograron el escaño con un masivo 46% del respaldo, en esta ocasión apenas obtuvieron un 11% de los votos. Incluso el Partido Conservador, marginal en la zona, vio cómo su apoyo se desplomaba de un 17% a un raquítico 2%. Esta elección parcial, activada tras el inesperado fallecimiento del diputado laborista autonómico Hefin David, se ha convertido en un voto de castigo que supera con creces lo previsible, sugiriendo un panorama premonitorio y de gran inquietud para el Gobierno de Keir Starmer.
El masivo respaldo que en todas las encuestas recibe el populismo ultraderechista de Farage se ha materializado en Caerphilly, y la inquietud es palpable dentro del Partido Laborismo. A pesar de la tregua interna lograda en el congreso de Liverpool, existe un consenso implícito de que un fracaso electoral en las elecciones locales de Inglaterra y las autonómicas de Gales en mayo podría intensificar la revuelta interna y, potencialmente, activar un proceso para sustituir al actual primer ministro. La magnitud del desastre para el Laborismo ha superado con creces las «respuestas de manual» ante una derrota parcial.

La Inercia Rota y el Contexto Histórico
Caerphilly tiene un profundo significado histórico para el Laborismo; es la tierra donde Kair Hardie fundó el partido y donde nació Aneurin Bevan, el creador del Servicio Nacional de Salud. Es cierto que la desaparición de las minas tras la era Thatcher transformó la circunscripción en una ciudad dormitorio con una población demográfica distinta a la del siglo pasado. Sin embargo, la inercia de votar Laborismo se había mantenido por más de 100 años, y su ruptura ahora es un símbolo de que el descontento ha calado hondo, incluso en sus bastiones más sagrados.
El escrutinio se convirtió en un duelo directo entre el Plaid Cymru, percibido como una propuesta más cercana a los problemas diarios, y Reform UK, que capitaliza el voto de protesta. La ultraderecha ha logrado inflar el desafío de la inmigración hasta convertirlo en el problema prioritario para muchos votantes. El sociólogo John Curtice, una de las voces demoscópicas más escuchadas en el Reino Unido, ironizó que el Laborismo «solía ser tan predominante en Caerphilly que ni siquiera te molestabas en contar los votos, los calculabas al peso». Su conclusión es clara: el partido se encuentra «en una zona de mucho peligro en Gales» y podría perder su hegemonía de tres décadas.
Las «Elecciones Parciales» y su Significado Real





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