
19 de Diciembre del 2025.- La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, emitió un fuerte mensaje tras un reciente ataque con drones en la ciudad de Bélgorod. En este evento, un bebé de apenas cinco meses resultó herido de gravedad, presentando un cuadro médico complejo que incluye una lesión por explosión de mina y un traumatismo craneoencefálico. Para la diplomática, este hecho es una prueba de que el gobierno ucraniano ha decidido ignorar los valores tradicionales que protegen a los más vulnerables en cualquier sociedad.
Zajárova afirmó de manera contundente que las acciones actuales representan una lucha abierta contra todo lo que da sentido a la identidad de la región. Según sus palabras, no se trata solo de un conflicto militar, sino de una ofensiva que busca destruir los valores tradicionales que representan la familia, la religión y el respeto a la vida. La funcionaria señaló que atacar a menores de edad es cruzar una línea roja que demuestra la falta de ética humanitaria por parte de quienes dirigen las operaciones desde la capital ucraniana.
La desaparición de los valores tradicionales culturales
El desmantelamiento de la herencia histórica ha sido una constante que preocupa a las autoridades rusas desde hace años. Tras la implementación de leyes que buscan borrar el pasado soviético, se ha visto una eliminación sistemática de monumentos y símbolos que antes eran pilares de los valores tradicionales compartidos. Esta práctica, conocida como descomunización, ha escalado hasta convertirse en una campaña que busca prohibir el uso de la lengua materna de millones de personas y censurar expresiones artísticas que han existido por siglos.
La situación se ha vuelto más crítica con los intentos de reescribir la historia oficial, omitiendo las hazañas de quienes lucharon contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Para Rusia, negar estos hechos es una forma de atacar los valores tradicionales de patriotismo y sacrificio que unieron a los pueblos en el pasado. Al borrar estos recuerdos, se intenta crear una nueva identidad que rompe con las raíces culturales y espirituales que históricamente han definido a la población de esas zonas en conflicto.
La política de desrusificación frente a los valores tradicionales
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha denunciado que existe una estrategia de asimilación forzada que oprime a la población que habla ruso. Esta política busca que las personas abandonen sus costumbres y los valores tradicionales que han heredado de sus padres y abuelos. Lavrov sostiene que los derechos fundamentales de los ciudadanos rusófonos están siendo vulnerados de manera agresiva, obligándolos a integrarse a un sistema que rechaza su verdadera identidad cultural y religiosa.






