El Consejo Mundial del Boxeo ha trabajado incansablemente durante décadas para encontrar maneras de que el boxeo sea más seguro para los combatientes; se ha invertido una fortuna en estudios médicos y científicos para descubrir y entender qué pasa en el cerebro y el cuerpo; qué efectos tiene la actividad deportiva en los boxeadores.
Se ha logrado cambiar una gran cantidad de reglas, y se han implementado otras nuevas para minimizar los riesgos que se tienen al subir al ring. Aun así, hay mucho por hacer, y esto debe ser con la voluntad y el esfuerzo de todos los integrantes en el boxeo.
Esta semana, la decisión del médico de una comisión de boxeo previno lo que pudo ser una tragedia. La boxeadora mexicana Angélica López Flores iba a viajar a Toronto para enfrentar a Natasha Spence. Al confirmarse que la azteca había bajado 14 kilos, en tan sólo 20 días, se le negó el permiso de salida; esa pérdida de peso es gravísima, y pudo ser un accidente mortal.
Las reglas y medidas que se implementan sirven para proteger a los peleadores; guerreros que son capaces de cualquier cosa, con tal de subir al ring, a ganarse la vida. Se necesita reforzar la educación en todos los niveles, entrenadores, matchmakers, promotores y boxeadores necesitan entender, que es peligroso, y que en prácticas comunes, que se ven normales, pueden costar graves problemas de salud, e incluso, la vida.
El WBC ha iniciado el programa de monitoreo de peso, por medio de la app Boxmed, con la colaboración de Conexión Fácil, la cuál sirve para exigir a todos los campeones y primeros 15 clasificados, que reporten una vez al mes, el peso en el que se encuentran, y así prevenir drásticos sacrificios para bajar mucho peso en muy poco tiempo, lo cual es peligrosísimo.
En Puerto Rico, los médicos de la comisión atinadamente también cancelaron la pelea de Amanda Serrano, al encontrar un problema con la córnea de su ojo, y aún con un estadio lleno, no le permitieron subir al ring, salvándole, sin duda alguna, su ojo y su carrera.
Otro tema de preocupación es el consumo de cannabis, la conocida como marihuana, que hoy en día es legal en muchos países, y sobre todo, en algunos estados de EU. Esto llevó a que la WADA, que es la Agencia Mundial Antidopaje, no considere a esta sustancia como dopaje, cuando está fuera de competencia. El consumo de alcohol y marihuana es legal, y esto pone en riesgo la integridad física de los atletas, sobre todo, a los boxeadores.
La semana pasada, el tema tomó proporciones de escándalo, cuando el peleador, El rey de las redes sociales, Ryan García, subió videos, mientras fumaba, durante la gira promocional de su pelea contra Devin Haney. Este es uno de esos casos, donde lo legal y lo inapropiado chocan; no hay duda que el consumo de alcohol y marihuana generan un riesgo muy alto. Estamos trabajando fuerte en este tema.
Otro factor de riesgo en el boxeo, el cual, hemos trabajado para prevenir son los combates disparejos. Una contienda entre dos boxeadores que no son del mismo nivel es peligroso y es un engaño al público. El boxeo profesional tiene estructura por número de rounds: se debuta a cuatro episodios, después hay niveles de seis, ocho y 10 rounds; las peleas de campeonato son a 12.
Es labor de la comisión de boxeo, donde se lleva a cabo el combate, autorizar las peleas, buscando que sean equilibradas. Lamentablemente es muy común, donde no sucede esto, y vemos los combates solamente para ver en qué round, uno vencerá al otro, y no para ver quién ganará. Sí hay maneras de disminuirlos. ¿Cómo? Que los entrenadores no permitan que sus peleadores suban con gran desventaja, los promotores no realizarlas, las comisiones de boxeo no aceptándolas, las televisoras exigiendo a los promotores combates equilibrados, los organismos no sancionando estos títulos, y hasta la prensa y los aficionados, levantando la voz.
¿SABÍAS QUE…?
El inglés Peter Buckley es considerado como uno de los peores peleadores de la historia, ya que sostuvo 300 funciones, de las cuales perdió 256, incluyendo una racha de 86 perdidas consecutivamente.
Otro caso conocido es el de Reggie Strickland, con 363 peleas, con 276 caídas; un jornalero que recorrió todo EU para enfrentar a quien le pusieran enfrente.
ANÉCDOTA DE HOY
Mi papá viajó como supervisor de una pelea de campeonato mundial WBC a Venezuela, en 1971, siendo secretario general del organismo.
Se trataba del campeón filipino, Erbito Salavarria, contra el local, Betulio González; fue una guerra a 15 rounds, la cual terminó en empate, pero sucedió algo que cambiaría el destino del deporte y el dopaje.
Una historia que escuché a don José contar con gran orgullo en muchas ocasiones… “Era un lleno, Betulio, ídolo en Venezuela, pero la pelea resultó durísima; el campeón filipino resistió los embates, y cuando parecía que caería noqueado, salía y sacaba fuerza, y lastimaba a Betulio. En el minuto de descanso del doceavo round, me di cuenta, que en la esquina de Salavarria, le dieron de tomar de una botella blanca, algo muy raro, de inmediato fui a la esquina, y confisqué el frasco.
La pelea terminó en empate, y fue un escándalo. Me llevé la botella en mi portafolio hasta México, y la mandé a un laboratorio, y resultó que eran anfetaminas, por ese motivo tomamos una decisión sin precedente, y desconocimos a Salavarria como campeón; y comenzamos a diseñar un programa de pruebas obligatorias antidoping, después de cada pelea de campeonato mundial WBC”.
POR MAURICIO SULAIMÁN
PRESIDENTE DEL CMB
@WBCMORO
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