Un día de intensas labores y emociones vivieron hoy sábado (9.11.2024) los damnificados de las comunidades de Valencia, España, arrasadas por las inundaciones pluviales del 29 de octubre de 2024, así como los voluntarios que llegaron a apoyarlos en las labores de limpieza.
A continuación presentamos algunas historias que los damnificados y voluntarios le compartieron hoy sábado a la agencia noticiosa EFE en la provincia de Valencia:
Los pequeños empresarios reclaman ayudas
Vestidos de Primera Comunión, botones, cremalleras y telas dieron paso a estantes cubiertos de fango y a percheros desnudos en la nave de la empresa de moda infantil Eve Children, en Aldaia, municipio de 31,312 habitantes ubicado a 8.2 kilómetros de Valencia.
Inma Lorente, una de las dueñas de este negocio, se afana en limpiar a la vez que lanza un ruego a las autoridades: “Que no se olviden de nosotros”.
“Al día siguiente de la riada, ilusa de mí, vine pensando que a lo mejor en la nave no había entrado el agua, porque está en una calle paralela al barranco y quizá eso la había salvado”, contó hoy Inma, mientras recordaba que al levantar el portón metálico se quedó “impresionada”.
Máquinas y prendas dañadas
La pequeña empresaria relató que el agua había alcanzado más de 60 centímetros de alto, lo que estaba en la entrada de la nave había sido desplazado hasta el fondo y máquinas como la extendedora de tejidos o la de corte automático de prendas habían quedado inutilizadas para su uso.
“Hemos tenido que tirar más de diez mil prendas y lo poco que hemos salvado lo tenemos que revisar, porque seguro que también tiene alguna mancha”, lamenta Inma.
Eran pedidos que estaban ya preparados para enviarse a las tiendas multimarca que son sus clientes habituales junto a su propia página web.
A esos clientes Inma les agradece todos sus mensajes de apoyo.
“Han intentando ayudar en la medida de lo posible y les hemos sentido muy cerca a pesar de estar lejos”, expresa Inma, quien amplía el agradecimiento a “toda la gente desconocida que entraba aquí como si no hubiera un mañana a tirar barro a la calle, porque nosotras no sabíamos ni por donde empezar”.
Empresarios necesitan ayuda
Inma adelanta que van a dejarse la piel por seguir adelante con el negocio por esos clientes, porque llevan “muchos años” dedicándose a eso y porque es su “pasión”, pero solicitan que les ayuden, a ellas y a los pequeños y medianos empresarios que necesiten ese respaldo.
“Que no se nos olvide, que ahora está todo muy reciente pero que no se olviden de que más adelante vamos a necesitar muchísima ayuda para remontar”, solicita la propietaria de Eve Children, quien recuerda que “todas las empresas de Aldaia y de otras poblaciones afectadas lo van a necesitar”.
Después del “mazazo”, la empresaria apela a “quien tenga que responder” para aferrarse a seguir fabricando ropa de 3 meses a 16 años que distribuye entre firmas no solo españolas, sino también de países como México o Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Inma y Evelia, dueñas de Eve Children, fueron afectadas por esta DANA por partida doble, ya que la planta baja de la casa de sus padres, en la misma localidad, se vio arrasada también por la fuerza del agua.
Silvia: “Pedía que el agua me llevara a mí”
A su vez, Silvia, todavía con la emoción y la huella de todo lo vivido en su rostro, recordó hoy las peores horas de su vida frente a los agentes de la Guardia Civil Álvaro y Alejandro.
Ambos agentes durante la noche de la riada pusieron a salvo a toda la familia junto a otras personas que habían quedado atrapadas en la glorieta de entrada al polígono de Ribarroja, a 25.7 km al noreste de Valencia.
En la tarde del 29 de octubre, Silvia, su marido, Sergio, y sus hijos de 4 y 5 años retornaban a su casa, después de visitar a los abuelos.
A unos 300 metros de su vivienda, los esposos decidieron subir el auto a la acera porque el agua estaba “subiendo un poquito”.
Lo siguiente que Silvia recuerda es que haber pedido que la riada “me llevara a mí y no a ellos”.
Al dar su testimonio, Silvia confiesa que perdió “la noción del tiempo y espacio” durante las más de doce horas que pasaron en el agua.
El agua se llevó el vehículo de la familia
La crecida arrastró su vehículo hasta hacerlo desaparecer. Silvia y Sergio se quedaron en el agua, cada uno con uno de los niños.
“Habían reaccionado de distinta manera: el pequeño no hablaba, la mayor no dejaba de gritar”, rememora la madre de familia.
Vehículos a la deriva formaron “una especie de plataforma”, donde pudieron protegerse hasta que vieron un camión de reparto de gas butano.
Allí pidieron al chofer refugio para los niños, mientras ellos intentaban mantenerse a salvo.
Cuando las circunstancias lo permitieron subieron al techo de un coche.
Los rescatistas
Desde allí fueron rescatados por los agentes de la Guardia Civil, que habían comenzado a trabajar al caer la tarde “sin tener conciencia todavía de lo que estaba pasando y de cómo iba a ser la noche”.
Por su parte, Álvaro y Alejandro relatan que aquel día, encontraron un camino de unos 200 metros lleno de agua, al final del cual había personas atrapadas.
“Teníamos que sacarlas de allí porque no sabíamos qué podía pasar después”, narra Alejandro.
Sin dudarlo, cruzaron y revisaron cada vehículo hasta encontrar a la familia.
“Cuando nos dijeron que había niños, ya se convirtieron en nuestra prioridad”, indica Álvaro.
Su momento de mayor alivio fue cuando lograron poner a los niños a salvo.
Ambos pasaron la noche rescatando personas sin descanso en las naves del polígono, donde había grupos de entre 20 y 100 personas atrapadas.
La Rambleta, cuartel de ciclistas que llevan ayuda
El centro cultural La Rambleta se ha convertido en sitio de concentración de ciclistas que llevan medicamentos y artículos de primera necesidad a los damnificados por la riada del 29 de octubre en Valencia.
La Rambleta se ubica en el barrio de San Marcelino cercano a los pueblos de l’horta Sud, comarca de la Comunidad Valenciana, España, que se encuentra en la zona sur del área metropolitana de Valencia.