
La Habana, 29 de diciembre de 2025.
El Gobierno de Cuba denunció que la reciente escalada de hostilidades de Estados Unidos contra Venezuela forma parte de una estrategia más amplia de “máxima presión” que también busca asfixiar económica y energéticamente a la isla.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, afirmó que las medidas adoptadas por Washington para obstaculizar el comercio petrolero venezolano y la persecución de buques que transportan combustible hacia Cuba responden a un objetivo político definido: “destruir la Revolución Cubana y derrocar al legítimo Gobierno Bolivariano y chavista”.
Según el canciller cubano, estas acciones no solo pretenden debilitar a Caracas, sino que también buscan “usurpar por la fuerza los recursos naturales críticos y estratégicos de la región”, en una clara violación del derecho internacional.
Rodríguez señaló que, aunque estas agresiones no son nuevas ni están directamente vinculadas al actual despliegue militar estadounidense en el Caribe ni al bloqueo naval contra Venezuela, sí representan un recrudecimiento de la política de asfixia económica impulsada por la Casa Blanca contra Cuba. Advirtió que esta situación impacta de manera directa en el sistema energético nacional de la isla y, en consecuencia, en la vida cotidiana del pueblo cubano.
Venezuela bajo el asedio de EE.UU.
En los últimos meses, Venezuela ha enfrentado múltiples acciones hostiles por parte de Estados Unidos, incluyendo la incautación de buques cargados de petróleo destinados a la exportación. Desde agosto pasado, Washington mantiene el mayor despliegue militar de las últimas décadas en aguas del Caribe, con presencia constante de activos navales y aéreos.
Inicialmente, la operación fue justificada bajo el argumento del combate al narcotráfico, responsabilizando sin pruebas al Gobierno del presidente Nicolás Maduro. Sin embargo, con el paso del tiempo, el discurso oficial estadounidense ha virado hacia una narrativa centrada en el control y la apropiación de los recursos energéticos venezolanos, tal como había advertido previamente Caracas.
En las últimas semanas, EE.UU. ha incautado al menos dos buques petroleros, acciones que el Gobierno venezolano ha calificado como actos de “robo” y piratería internacional.
La operación militar estadounidense también ha tenido consecuencias mortales. Más de 100 personas han fallecido como resultado de más de una veintena de bombardeos contra pequeñas embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, sin que Washington haya demostrado públicamente su vinculación con actividades ilícitas.
Ante esta escalada, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró una reunión de emergencia a solicitud de Venezuela. Durante la sesión, el representante permanente de Caracas ante la ONU, Samuel Moncada, denunció que las acciones de EE.UU. constituyen un intento de “recolonización de Venezuela y reconquista de todo el continente”, además de una “masiva violación del derecho internacional”.
La postura venezolana recibió el respaldo de Rusia. El embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, advirtió que Moscú tiene motivos para creer que lo que actualmente hace Estados Unidos contra Venezuela “no es una acción aislada”, sino una intervención que podría convertirse en un modelo para futuras operaciones militares contra otros países de América Latina.






