
La administración Trump atribuye la baja en los cruces fronterizos a su política migratoria
El descenso histórico se da en medio de nuevas inversiones para reforzar la seguridad.
En junio, la cantidad de personas que ingresaron de forma irregular a Estados Unidos desde México alcanzó su nivel más bajo desde que se tiene registro oficial, con solo 6 mil 070 detenciones reportadas en la frontera suroeste. La administración del presidente Donald Trump destacó estas cifras como una muestra clara del éxito de su estrategia de seguridad, que combina deportaciones agresivas con medidas fronterizas más estrictas.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el 28 de junio se registraron solo 137 detenciones en toda la frontera suroeste, el número más bajo en un solo día en los últimos 25 años. En total, a nivel nacional, la Patrulla Fronteriza detuvo a 8 mil 039 personas durante ese mes, otro mínimo histórico. La CBP también reportó un récord con 25 mil 243 encuentros a nivel nacional, aunque no se especificó si estas cifras incluyen arrestos de migrantes ya establecidos en EE.UU. sin estatus legal.

Por segundo mes consecutivo, ninguna de las personas detenidas fue liberada, lo cual también incluye a solicitantes de asilo. Esta política de detención completa ha sido uno de los sellos distintivos de la gestión migratoria del gobierno de Trump, que insiste en que la firmeza es clave para mantener la frontera segura. Para muchos defensores de derechos humanos, sin embargo, esta estrategia ha dejado de lado los principios humanitarios que deberían regir el trato a personas en tránsito.
La secretaria del DHS, Kristi Noem, celebró los datos al asegurar que “las cifras no mienten” y que el país tiene actualmente “la frontera más segura de su historia”. La caída del flujo migratorio ocurre justo cuando la Cámara de Representantes se alista para aprobar una nueva ley fiscal que inyectará miles de millones de dólares a proyectos de seguridad fronteriza promovidos por Trump. Entre ellos se incluye la ampliación del muro y la mejora de centros de detención.
Aunque los números presentados pueden parecer positivos desde una perspectiva de control, es importante observar las causas detrás del descenso. Expertos en migración advierten que el fenómeno no puede atribuirse exclusivamente a la política interna de EE.UU., sino también a factores como la creciente militarización de la frontera sur de México, la presión sobre gobiernos centroamericanos para contener caravanas, y el endurecimiento de rutas migratorias por parte de autoridades locales. En este sentido, el «éxito» de Trump podría estar cimentado no solo en sus decisiones, sino también en una política de externalización del control migratorio, que ha generado tensiones diplomáticas y aumentado la vulnerabilidad de miles de migrantes varados en países intermedios.
Además, el aumento en el presupuesto destinado a seguridad fronteriza, que contempla más de 134 mil millones de dólares, ha generado críticas por parte de legisladores y organizaciones civiles que cuestionan si este gasto masivo genera resultados sostenibles o si solo aborda los síntomas sin atacar las causas estructurales de la migración: pobreza, violencia, desastres naturales y corrupción en los países de origen. Las cifras bajaron, sí, pero el debate sobre el enfoque migratorio de Estados Unidos está lejos de concluir.

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