
Galilea Montijo sabe cómo conquistar la pantalla. Apoyada por su equipo, se reinventa en cada emisión de La Casa de los Famosos México. En la cuarta gala de nominaciones, sorprendió al aparecer con un corsé nude que nació de una improvisación de último momento, y que resultó en una creación estilística espontánea que la hizo lucir radiante, sexy y poderosa.
La prenda estrella fue un corsé color nude, con escote corazón y confeccionado con ballenas —una creación de la casa de modas mexicana Iann Dey— que realzó su silueta de manera elegante. Coordinó este look con una falda satinada color uva, que aportó un aire retro con toque moderno. El peinado elegido fue una coleta tipo burbuja, tendencia favorita de varias celebridades. Como remate, su estilista Jessica Marmolejo eligió siete brazaletes y aretes a tono, completando un conjunto que reflejó glamour y confianza.
La espontaneidad fue clave: según Marmolejo, “este look lo improvisamos a la mera hora. No lo teníamos planeado. Este corsé iba debajo de un vestido, pero cuando lo pusimos dijimos: ‘Se ve espectacular’.” Esta creatividad de última hora demuestra su sello personal de expresión a través de la moda.
Si bien el corsé nude fue el foco central, otro elemento que vale destacar es la apuesta por la moda nacional: al elegir una prenda de Iann Dey, Montijo da visibilidad a diseñadores mexicanos en un evento televisivo de alto alcance. Esto aporta un valor agregado a su estilo: no solo impacta con su apariencia, sino que se convierte en impulso para la industria local. En tiempos donde el consumo de moda global tiende a opacar propuestas nacionales, este tipo de elecciones funcionan como una pequeña plataforma de exposición, que puede generar interés en la moda mexicana más allá del espectáculo.
Además de su elegancia, este look enseña una lección sobre versatilidad y adaptabilidad en la moda televisiva. La posibilidad de adaptar una prenda originalmente pensada para ir bajo un vestido y convertirla en protagonista demuestra ingenio creativo. Este enfoque puede inspirar a estilistas y a la audiencia a explorar combinaciones menos tradicionales y a confiar en la improvisación como herramienta estilística, especialmente en contextos de alta presión como una transmisión en vivo.