27 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-El presidente Javier Milei y su partido, La Libertad Avanza (LLA), han superado con creces su primer gran desafío electoral desde que asumió la presidencia hace casi dos años. En las recientes elecciones legislativas destinadas a renovar parcialmente el Congreso, el oficialismo se consolidó como la fuerza más votada a nivel nacional, obteniendo más del 40% de los sufragios. Esta contundente victoria no solo reconfigura el escenario político argentino en un clima de estancamiento económico y alta volatilidad, sino que también le otorga al Gobierno un músculo parlamentario significativamente mayor para impulsar su ambicioso programa de reformas.
El triunfo de LLA es especialmente notorio al haber logrado revertir el resultado en la provincia de Buenos Aires, el distrito más populoso del país y tradicional bastión de la oposición peronista, donde apenas mes y medio antes habían sufrido una dura derrota. Este vuelco electoral subraya la magnitud del respaldo popular. Minutos después de conocerse los resultados, el mandatario se dirigió a la militancia y afirmó que el Gobierno había pasado “el punto bisagra” y que ahora comenzará “la construcción de la Argentina grande”, un mensaje de optimismo y reafirmación de su proyecto político.
Consolidación del Poder en el Congreso
Para el Ejecutivo, aumentar su representación parlamentaria era vital, ya que llegaba a la contienda con menos del 15% del Congreso. Con estos comicios se eligieron 24 senadores y 127 diputados. La victoria permite al Gobierno ampliar su bancada y acercarse al tercio que necesita en ambas cámaras para blindar sus vetos. Aunque aún deberá establecer alianzas con otros espacios para aprobar reformas estructurales, este respaldo en las urnas indudablemente le otorga un margen de maniobra ampliado al Gobierno en su gestión legislativa y su capacidad de negociación política.
El impacto de esta victoria se explica por una combinación de factores estratégicos y políticos. Internamente, se destaca la audaz decisión de reemplazar al candidato en Buenos Aires a menos de 18 días de la elección, una jugada que resultó ser un punto de inflexión. Además, el Gobierno ajustó su estrategia y discurso tras los comicios anteriores, mostrando mayor empatía con los ciudadanos que están soportando el peso del ajuste económico. La alianza con el PRO del expresidente Mauricio Macri también resultó fundamental en varias provincias, consolidando un frente que supo capitalizar el descontento y la demanda de cambio.
Este revés electoral ha dejado a la oposición, particularmente al peronismo, en estado de shock y con un desafío inminente para redefinir su estrategia y mantener la unidad. La falta de apoyo suficiente por parte de figuras clave como el gobernador Axel Kicillof y los intendentes bonaerenses se reflejó en los resultados, evidenciando fisuras internas. Por otro lado, coaliciones que aspiraban a romper la polarización y posicionarse como alternativa para 2027, como Provincias Unidas, no lograron consolidarse, demostrando que la lógica de fuerte polarización política persiste en Argentina.
El Factor Externo y las Perspectivas Económicas
El Gobierno de Milei llegó a esta elección con un fuerte y notorio respaldo de la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó la gestión del mandatario argentino y, de manera inédita, llegó a condicionar un prometido paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares (20.000 millones del gobierno de EE. UU. y 20.000 millones de bancos privados) a un desempeño electoral favorable del oficialismo. Esta línea de crédito busca oxigenar las reservas del Banco Central y apuntalar la estabilidad cambiaria. El apoyo externo, aunque introdujo tensión en los mercados por la presión política, refuerza el compromiso de la actual administración estadounidense con la estabilidad regional y con Gobiernos que considera aliados.
Si bien la victoria de LLA es innegable y otorga un valioso margen de maniobra al Gobierno para avanzar con sus reformas estructurales, es crucial abordar este triunfo con una perspectiva crítica y constructiva. El fuerte respaldo se da en un contexto de profundo ajuste económico, donde el apoyo popular podría ser temporal y está condicionado a una mejora palpable de las condiciones de vida de la ciudadanía.
La megadevaluación y la inflación aún impactan severamente el poder adquisitivo. Es decir, el Gobierno ganó tiempo y legitimidad en las urnas, pero el verdadero desafío no es solo la aprobación de leyes, sino garantizar la sostenibilidad de su plan económico y demostrar resultados concretos a corto y mediano plazo para evitar que el punto bisagra que menciona el presidente se convierta en un punto de inflexión negativo en la opinión pública. La gestión de las expectativas y la implementación de políticas sociales que amorticen el impacto del ajuste serán tan importantes como la solidez en el Congreso.
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