
26 SEPTIEMBRE 2025-NACIONAL-La contaminación en aguas residuales de la frontera norte de México ha generado preocupación tras revelarse la presencia de fármacos y drogas como la metanfetamina y la cocaína en los cuerpos de agua de Tijuana y Ciudad Juárez. Investigadores de la Universidad de California y de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez encontraron rastros de estos compuestos en estudios publicados en revistas científicas, lo que enciende las alarmas sobre sus efectos en la salud humana y en los ecosistemas.
Drogas y fármacos llegan al aire
El estudio realizado en el río Tijuana, cuyos desechos terminan en el océano Pacífico, detectó que sustancias como la benzoilecgonina (indicador de cocaína), pesticidas y químicos de neumáticos pueden dispersarse por el aire, llegando incluso a los pulmones de quienes habitan cerca del afluente. Los investigadores advierten que la inhalación de estas partículas podría exponer a la población a cantidades significativas de contaminantes que antes se pensaba solo estaban presentes en el agua.
En pruebas realizadas en distintos puntos de California, hasta 36 kilómetros del río Tijuana, los expertos confirmaron la presencia de doce químicos, entre ellos compuestos de bloqueadores solares, aditivos de caucho y residuos de drogas ilícitas. Esta evidencia abre un debate urgente sobre cómo la contaminación en aguas residuales puede convertirse también en un problema atmosférico.
Chihuahua y la investigación de fármacos en agua
Por su parte, académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez identificaron medicamentos como antibióticos y analgésicos en aguas residuales que llegan a los ríos. La investigación señaló que muchas plantas de tratamiento no están equipadas para eliminar estos contaminantes emergentes, lo que provoca daños en organismos acuáticos. Aunque no mueren de inmediato, sí sufren alteraciones en crecimiento y reproducción, con efectos que podrían afectar a toda la cadena alimenticia.
Los estudios destacan que hormonas como la estrona y el 17-β-estradiol provocan feminización en peces, mientras que antibióticos generan resistencia bacteriana. Estos hallazgos alertan sobre riesgos para la salud pública, ya que bacterias resistentes a los medicamentos podrían expandirse desde los ecosistemas acuáticos hacia la población.
Alternativas para el saneamiento

Como propuesta de solución, los investigadores sugieren el uso de humedales construidos, sistemas naturales que permiten filtrar contaminantes a bajo costo. Este método ha mostrado efectividad para reducir compuestos como el naproxeno y el ibuprofeno, aunque enfrenta limitaciones de espacio y capacidad de retención. No obstante, representa una opción viable para comunidades fronterizas con recursos limitados.
Además, los humedales artificiales ofrecen beneficios adicionales: control de inundaciones, atracción de fauna silvestre y espacios comunitarios que pueden aprovecharse con fines educativos y ambientales. Estos sistemas podrían convertirse en un punto de encuentro entre la ciencia, la ecología y la sociedad.
La contaminación en aguas residuales de México no solo afecta a sus ciudades fronterizas, también tiene repercusiones en Estados Unidos al llegar al océano Pacífico y al aire en California. Esto abre la oportunidad de crear programas conjuntos entre ambos países para invertir en plantas de tratamiento modernas, aplicar tecnologías sostenibles y garantizar un monitoreo constante.