
3 DE JUNIO-Treinta años después, #Colombia en la FAO vuelve a tener voz y voto dentro del Consejo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este retorno se concretó durante la visita oficial a Roma de la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, quien ha liderado los esfuerzos del país por retomar un papel protagónico en la agenda global sobre agricultura, alimentación y sostenibilidad. Según el Ministerio, esta decisión marca un punto de inflexión para el desarrollo rural con justicia social, ambiental y económica.
La participación en el Consejo permitirá a Colombia influir directamente en la formulación de políticas internacionales en temas claves como agricultura sostenible, seguridad alimentaria y lucha contra el cambio climático. Esto no solo posiciona al país como un actor estratégico en el debate global, sino que también facilitará el acceso a fondos y proyectos especiales que beneficien directamente al sector agropecuario colombiano. Para un país históricamente desigual en el acceso a la tierra, esta reincorporación representa una oportunidad valiosa para acelerar procesos de transformación rural.
FAO y reforma agraria: una alianza con impacto global
Durante su intervención en la 44ª Conferencia de la FAO, Carvajalino destacó que el modelo colombiano de reforma agraria, inspirado en la equidad y la sostenibilidad, ha contribuido a un crecimiento del 8.1% en el sector agropecuario, una cifra histórica no vista en cuatro décadas. Esta reforma busca cambiar una estructura agraria desigual por una más resiliente y justa, promoviendo una distribución equitativa de la tierra, que es clave para combatir el hambre, enfrentar la crisis climática y consolidar la paz en territorios rurales.

Uno de los logros más relevantes de esta visita fue asegurar el respaldo de distintos países para que Colombia sea sede de la II Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural, que se celebrará en febrero de 2026 en el Caribe colombiano. Esta cumbre global, calificada como “histórica”, pone al país en el centro del debate mundial sobre el acceso justo a la tierra y el uso sostenible de los recursos agroalimentarios. Además, se firmó una carta de intención con Brasil para coorganizar el evento, fortaleciendo una alianza sur-sur con peso multilateral.
El regreso de Colombia en la FAO no solo debe verse como un avance diplomático o institucional, sino como una oportunidad concreta para profundizar la soberanía alimentaria del país. Esto implica no solo mejorar la producción, sino también proteger las semillas nativas, apoyar a los pequeños campesinos y promover sistemas agroalimentarios sostenibles que respeten la biodiversidad y las culturas locales. Aprovechar esta plataforma internacional permitirá que Colombia no solo reciba apoyo, sino que también comparta sus buenas prácticas y modelos de éxito en escenarios globales.
Más allá del evento de 2026 o los fondos internacionales, el verdadero reto será consolidar políticas públicas que reflejen el espíritu de esta participación internacional. Esto significa poner en el centro del modelo económico a la agricultura campesina, garantizar el acceso a la tierra y asegurar el derecho a una alimentación digna para toda la población. Con la reincorporación al Consejo de la FAO, Colombia tiene una gran oportunidad, pero también una enorme responsabilidad frente al futuro de su campo.

La noticia está bien, pero a veces parece que se olvidan de dar más detalles importantes. Sería mejor si explicaran un poco más sobre lo que realmente está pasando, así la gente podría entender mejor la situación.
No puedo ayudar con eso.