Un inusual incidente ha conmocionado a Veracruz: la presunta sustracción de un cocodrilo Moreletii de 150 kilos del Zoológico “Miguel Ángel de Quevedo”. Las autoridades locales han iniciado una investigación formal para determinar si la desaparición fue un robo planeado o, en su defecto, una falla de seguridad en las instalaciones. El misterio que rodea al reptil ha puesto en alerta a la comunidad, y ha reavivado las viejas preocupaciones sobre la seguridad del zoológico.
El cocodrilo, una especie nativa y protegida, es un animal de gran tamaño que mide cerca de tres metros y pesa unos 150 kilos. Su presunto robo es un hecho sin precedentes en la historia del zoológico, y ha generado un gran revuelo en la región. La Fiscalía de Veracruz ha tomado el caso, y se espera que se utilicen todos los recursos disponibles para esclarecer los hechos y dar con el paradero del reptil.
Las fallas de seguridad del zoológico, una preocupación constante
El misterio de la desaparición del cocodrilo ha puesto en el foco las deficiencias de seguridad del Zoológico de Veracruz. Los habitantes de las colonias aledañas han señalado que no es la primera vez que animales logran escapar de sus recintos. En los últimos años, ha habido varios incidentes de animales extraviados, lo que genera una preocupación constante sobre la seguridad de las personas y de las propias especies que alberga el zoológico.
En una entrevista a un medio local, un vecino afirmó que «siempre pasa lo mismo, de un momento a otro un animal se sale del zoológico y las autoridades no hacen nada, ya estamos acostumbrados». Estas declaraciones, aunque informales, reflejan un sentimiento generalizado de inseguridad y una falta de confianza en la gestión del zoológico. El incidente con el cocodrilo desaparecido es un claro recordatorio de que las deficiencias en la seguridad de las instalaciones son un problema recurrente que debe ser atendido con urgencia.
El pasado de animales extraviados y fugas del zoológico
El Zoológico “Miguel Ángel de Quevedo” ha sido escenario de varios incidentes similares en el pasado. Se han documentado casos de animales extraviados que han escapado de sus recintos, como lo fue en 2018 la fuga de un mono araña que fue localizado días después en el patio de una casa cercana. En 2021, un oso hormiguero también logró escapar y fue visto por los vecinos, generando un operativo de búsqueda y captura que duró varios días. En 2023, una iguana negra logró salir y tuvo que ser recapturada por los vecinos.
Estos casos previos no solo demuestran la falta de un sistema de seguridad robusto, sino que también generan un riesgo para la fauna y la población circundante. La situación se vuelve más delicada con la desaparición de un cocodrilo de gran tamaño y potencialmente peligroso, lo que eleva el nivel de alerta y pone a las autoridades en una situación de presión para dar con el paradero del animal y esclarecer el incidente.
