

Coca-Cola ha anunciado un compromiso significativo en México: reducirá el contenido calórico de sus bebidas en un 30% en menos de un año. Esta decisión es una respuesta directa al incremento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aprobado por el Congreso para las bebidas azucaradas. La empresa, a través de FEMSA, su principal embotellador, busca adaptarse al nuevo entorno fiscal que penaliza los productos con alto contenido calórico.
Negociación Fiscal: La Mitad del IEPS a Cambio de Compromisos
El compromiso de la reducción calórica se dio a conocer en el contexto de las negociaciones entre la industria refresquera y las autoridades. Roberto Campa, director de Asuntos Corporativos de FEMSA, explicó que la empresa inicialmente buscaba que el impuesto fuera de cero, argumentando su desacuerdo con la medida. Sin embargo, ante la postura gubernamental de que productos con esas características deben pagar IEPS, similar a lo que ocurre con ciertos alimentos, se llegó a un acuerdo.
Campa reveló que el diálogo con el Gobierno Federal resultó en que el impuesto se estableciera solo a la mitad de lo que originalmente se pretendía. Este acuerdo tácito entre la industria y el Gobierno sugiere que la reducción del 30% en el contenido calórico de las bebidas de Coca-Cola forma parte de una negociación integral que le permitió a la empresa obtener una tasa impositiva menor.
La reducción calórica de las bebidas de Coca-Cola significa que la compañía modificará la formulación de sus productos, aumentando el uso de edulcorantes no calóricos o disminuyendo la cantidad total de azúcar en el portafolio. Esta medida impactará directamente en el mercado mexicano, que es uno de los mayores consumidores de refrescos en el mundo y donde las enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad son un grave problema de salud pública.
El anuncio de Coca-Cola demuestra cómo la política fiscal, en este caso el IEPS, puede ser una herramienta efectiva para forzar cambios en la industria alimentaria, impulsándola a ofrecer productos que, al menos en teoría, sean menos dañinos para la salud. La reducción del 30% en calorías es un cambio considerable en la oferta de una de las principales productoras de bebidas del país.
Este movimiento de Coca-Cola tiene implicaciones importantes no solo para la salud pública, sino también para el resto de la industria de bebidas en México, que probablemente tendrá que seguir un camino similar para mantener su competitividad y mitigar el impacto del IEPS en sus productos. Valor Agregado: Es fundamental monitorear si esta reducción del 30% de las calorías se logra mediante una disminución directa de azúcares o a través de la sustitución con edulcorantes artificiales. El valor agregado radica en la necesidad de que las autoridades sanitarias, como la COFEPRIS, establezcan un mecanismo de verificación pública y transparente para evaluar el impacto real de esta sustitución en el perfil nutricional y en la salud de los consumidores, asegurando que la reducción calórica no se traduzca simplemente en un mayor consumo de aditivos que también generan controversia en el ámbito de la salud.