30 DE JULIO-El cierre de la planta de Nissan en CIVAC, Morelos, marcará el fin de una era en la historia automotriz mexicana. Después de casi seis décadas de operaciones, la compañía confirmó que antes de marzo de 2026 cesará toda actividad en esta planta, trasladando su producción al complejo de Aguascalientes como parte del plan global de reestructuración Re:Nissan. Este movimiento, según la propia empresa, busca mayor eficiencia, competitividad y sostenibilidad dentro de su red productiva.
Fundada en 1966, CIVAC fue la primera planta de Nissan fuera de Japón y un pilar clave en la expansión automotriz del país. Modelos icónicos como el Tsuru, la Estaquitas, el Tiida y hasta el legendario taxi de Nueva York tuvieron su origen en estas líneas de ensamblaje. Sin embargo, la planta fue perdiendo protagonismo con el tiempo, especialmente desde que Aguascalientes comenzó a consolidarse como el principal centro de manufactura de la marca en México.
Un hecho aislado o una advertencia para la industria
De acuerdo con Rogelio Garza, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), este cierre debe entenderse como un hecho aislado y no como una señal de fuga de inversiones. “No veo que en el corto plazo se vaya otra planta”, declaró, subrayando que la medida responde a ajustes de largo plazo y no a tensiones arancelarias o desinversión. No obstante, analistas señalan que la situación plantea preguntas sobre cómo México debe reforzar su posición frente a las nuevas demandas globales del sector automotriz.
El anuncio también refleja un cambio en la visión estratégica de Nissan, que desde hace varios años ha apostado por la modernización de Aguascalientes. La inversión de 700 millones de dólares realizada en 2023 para adaptar sus instalaciones a modelos más tecnológicos y con mayor equipamiento demuestra hacia dónde se dirige el futuro productivo de la compañía.
Un cierre que deja lecciones
El cierre de CIVAC no solo representa la reconfiguración del mapa industrial de Nissan, sino que también expone los retos que enfrenta la industria automotriz mexicana. La planta de Morelos no recibió nuevos proyectos en los últimos años, quedando rezagada frente a la creciente tendencia hacia la electrificación y los vehículos con mayor tecnología. La falta de inversión en su modernización hizo evidente la necesidad de una política industrial que acompañe la transición hacia la nueva movilidad.
Para los más de 400,000 metros cuadrados que ocupaba la planta, la incógnita gira ahora en torno a su futuro uso y al destino de los trabajadores que por décadas sostuvieron su operación. Aunque la empresa asegura que garantizará una transición ordenada, aún no detalla cifras sobre empleos afectados ni los mecanismos que implementará para mitigar el impacto social.
En Aguascalientes, Nissan continuará fortaleciendo su clúster con capacidad para producir hasta 500,000 vehículos anuales. Con esto, la compañía reafirma su permanencia en México, pero también lanza un mensaje sobre la importancia de la adaptación continua, la inversión tecnológica y la visión estratégica como claves para sostener la competitividad en un sector en constante transformación.
