
9 DICIEMBRER 2025-INTERNACIONAL- La corrupción volvió a colocarse en el centro del debate internacional después de que China ejecutara este 9 de diciembre a Bai Tianhui, exdirector general de la empresa estatal China Huarong International Holdings. El exfuncionario fue hallado culpable de recibir sobornos por más de 1.080 millones de yuanes, una cifra equivalente a 155,6 millones de dólares, según informó la cadena estatal CCTV. Se trata de una de las condenas más duras aplicadas recientemente dentro del país asiático, y marca la segunda vez que una figura de alto nivel dentro de la misma corporación estatal recibe la pena máxima.
La ejecución fue llevada a cabo por el Segundo Tribunal Popular Intermedio de Tianjin, luego de obtener la autorización final del Tribunal Popular Supremo. La sentencia inicial, emitida en mayo de 2024, no solo condenaba a Bai a la pena de muerte, sino que también contemplaba la privación de derechos políticos de por vida y la confiscación total de sus bienes personales. La decisión fue respaldada posteriormente por el Tribunal Popular Superior de Tianjin tras una apelación presentada por la defensa.

Las investigaciones demostraron que Bai Tianhui aprovechó múltiples puestos directivos que ocupó entre 2014 y 2018 para facilitar proyectos, préstamos y operaciones financieras a terceros a cambio de cuantiosos sobornos. De acuerdo con la resolución judicial, el esquema corrupto se extendió durante años, involucrando acuerdos irregulares que beneficiaron tanto a empresarios como a intermediarios que buscaban influir en decisiones estatales relevantes.
En febrero de 2025, el Tribunal Popular Superior de Tianjin confirmó la sentencia de muerte, lo que abrió el camino para que la decisión fuera revisada y avalada de forma definitiva por el Tribunal Supremo. La severidad del castigo recuerda al caso de Lai Xiaomin, antiguo jefe de la empresa matriz Huarong Asset Management, quien fue ejecutado en 2021 por delitos similares.

El presidente Xi Jinping ha convertido la lucha contra la corrupción en uno de los ejes principales de su administración. Desde hace más de una década, el mandatario ha impulsado una campaña de control interno que ha sacudido al Partido Comunista, al Ejército y a importantes estructuras empresariales estatales
Durante una importante reunión del Politburó a inicios de 2024, Xi reiteró la necesidad de reforzar las leyes anticorrupción y depurar lo que describió como la “ecología política” del país. En ese encuentro, hizo énfasis en que la campaña no hace distinciones de rango, señalando que la persecución continuará tanto contra “tigres” —altos funcionarios— como contra “moscas y hormigas”, en referencia a mandos medios y personal operativo.







