
30 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-China se prepara para un nuevo paso en su ambicioso programa de exploración espacial, con el lanzamiento de la misión tripulada Shenzhou-21, programada para este viernes 31 de octubre desde el Centro de Lanzamiento de Jiuquan, ubicado en el desierto de Gobi. Según medios estatales, el objetivo es fortalecer la presencia del país en la órbita terrestre y continuar con el desarrollo operativo de su estación espacial Tiangong.
La nave Shenzhou-21 se acoplará al puerto frontal del módulo central Tianhe, pieza clave de la estación Tiangong. Con este acoplamiento, se formará una estructura compuesta por tres naves espaciales y tres módulos, lo que permitirá ampliar las capacidades de investigación y soporte de vida a largo plazo en el espacio. Zhang Jingbo, portavoz de la Agencia Espacial Tripulada de China, aseguró que esta maniobra es un paso técnico decisivo en la consolidación de la infraestructura orbital del país.
La tripulación de la Shenzhou-21 está conformada por los taikonautas Zhang Lu, Wu Fei y Zhang Hongzhang, quienes realizarán una misión centrada en mantenimiento, experimentos científicos y pruebas de sistemas de soporte vital. Según la agencia espacial, el entrenamiento previo ha sido exhaustivo, con simulaciones prolongadas que replicaron condiciones reales de microgravedad y emergencias operativas.

El programa espacial chino, gestionado directamente por el gobierno, ha mostrado un ritmo constante de avance desde el lanzamiento de su primera nave tripulada en 2003. A diferencia de otros programas espaciales, China ha buscado desarrollar una capacidad independiente, sin depender de colaboraciones con potencias como Estados Unidos o Rusia. Con Tiangong, el país pretende establecer una base permanente en órbita baja y convertirse en un actor de peso en la investigación científica espacial.
La Shenzhou-21 se lanza en un momento en que la cooperación espacial internacional atraviesa tensiones, particularmente entre Washington, Moscú y Pekín. De lograr todos sus objetivos, la misión consolidará la autonomía china en el espacio y su capacidad para realizar vuelos tripulados de larga duración.

Además, la misión permitirá avanzar en experimentos biológicos y de ingeniería de materiales, enfocados en comprender mejor los efectos de la microgravedad sobre organismos vivos y estructuras mecánicas. Estos estudios son esenciales para el futuro de la exploración interplanetaria, incluyendo posibles misiones lunares o marcianas que China ya ha anunciado en sus planes de mediano plazo.








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