
El Gobierno de China lanzó una fuerte advertencia a Japón luego de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, insinuara que su país podría responder militarmente si Pekín decide usar la fuerza en Taiwán. Durante una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, exigió a Tokio “detener de inmediato sus provocaciones y excesos” y calificó los comentarios de Takaichi como una “cruda injerencia” en los asuntos internos de China.
Pekín fue claro al afirmar que, si Japón llegara a intervenir en el estrecho de Taiwán, lo consideraría un acto de agresión. “China contraatacará con contundencia”, advirtió Lin Jian, recordando que su país no tolerará acciones que vulneren su soberanía territorial. Estas declaraciones elevan la tensión entre dos de las mayores potencias asiáticas y podrían complicar la estabilidad en la región del Pacífico.
El incidente ocurre en un contexto de creciente fricción por el estatus de Taiwán, una isla que se autogobierna desde 1949 pero que Pekín considera una parte inalienable de su territorio. Aunque la mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a Taiwán como parte de la República Popular China, el respaldo político y militar que Estados Unidos y Japón brindan a la isla ha provocado continuas advertencias de Pekín.
Las palabras de Takaichi fueron además respaldadas por una promesa del expresidente estadounidense Donald Trump, quien aseguró estar dispuesto a ofrecer a Japón “cualquier cosa que desee”, lo que Pekín interpretó como un intento de fortalecer la alianza militar entre Washington y Tokio frente a China. Para el gigante asiático, este tipo de apoyo externo agrava las tensiones y pone en riesgo la paz regional.
En respuesta, el Ministerio chino instó a Japón a “reflexionar profundamente sobre sus crímenes pasados” y a no “jugar con fuego” en la cuestión de Taiwán. Pekín sostiene que la reunificación es un proceso inevitable y advierte que cualquier intento de obstaculizarlo será enfrentado con firmeza.








