
Sábado 12 de Julio del 2025.- La figura de Chespirito es reconocida a nivel internacional por su aporte a la televisión con personajes entrañables como El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado. Sin embargo, pocos conocen que Roberto Gómez Bolaños tenía un parentesco oculto con el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, una relación familiar que salió a la luz públicamente hasta años antes de su fallecimiento.
El vínculo entre ambos se establece a través de Elsa Bolaños Cacho, madre de Chespirito, quien era prima hermana de Gustavo Díaz Ordaz Bolaños. Esto convertía al entonces mandatario mexicano en tío segundo del comediante. Aunque los rumores existían desde hace décadas, la confirmación vino directamente del propio Gómez Bolaños en una entrevista realizada en 2012.

Durante la entrevista, el comediante fue cuestionado sobre a quién consideraba el mejor presidente de México. En su respuesta mencionó a Díaz Ordaz, señalando que “antes del 68 fue el mejor presidente” y aclaró: “no porque haya sido mi tío”. Esta afirmación no solo confirmó el parentesco, sino que también generó polémica por el contexto político del exmandatario.
A pesar de la declaración pública, este aspecto de la vida de Chespirito fue excluido de la bioserie “Sin querer queriendo”, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si fue una omisión intencional. La relación con una figura política tan controversial como Díaz Ordaz, principalmente por su responsabilidad en la represión del movimiento estudiantil de 1968, ha sido históricamente un tema sensible.

Aunque no existe evidencia concreta de que el parentesco haya influido directamente en la carrera artística de Gómez Bolaños, sí ha sido tema de debate entre críticos. Algunos sugieren que su cercanía familiar con un personaje de alto poder político pudo haberle facilitado oportunidades iniciales en Televisa o dentro del medio artístico, especialmente en un México de medios muy centralizados y con fuerte injerencia del gobierno. No obstante, también es importante destacar que la trayectoria del comediante se consolidó con éxito propio, a través de su talento creativo, la masividad de sus producciones y su conexión con el público.
En este contexto, la estrategia de no hacer público el vínculo durante los años de mayor fama parece haber sido una forma de proteger su imagen y evitar que su carrera se politizara. Su figura sigue siendo objeto de admiración, pero este tipo de revelaciones invitan a una reflexión más profunda sobre la complejidad de los íconos culturales y su entorno social y político.
