CIUDAD DEL VATICANO (AP).— El exarzobispo de Lima, Perú, y primer cardenal del Opus Dei, reconoció el sábado que el Vaticano le impuso sanciones en 2019 tras una acusación de abuso sexual, pero negó rotundamente haber cometido algún delito.
El cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, de 81 años, redactó una carta de respuesta después de que el periódico español El País detallara las acusaciones contra él en su entrega más reciente sobre casos de abuso sexual del clero católico de habla hispana. Dijo que los hechos descritos son “completamente falsos”.
“No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes ni después”, dijo Cipriani en la carta, proporcionada por la oficina del Opus Dei en Roma.
Cipriani, que lideró la iglesia peruana durante dos décadas antes de su retiro en 2019, fue el primer cardenal del Opus Dei, el movimiento fundado por el sacerdote español Josemaría Escrivá en 1928, y cuenta con más de 90,000 miembros en 70 países. El grupo laico, que fue muy favorecido por san Juan Pablo II, está integrado por sacerdotes, laicos célibes, así como laicos y laicas con trabajos seculares y familias que se esfuerzan por “santificar la vida ordinaria”.
Investigación contra sacerdote
En la carta en respuesta al informe de El País, Cipriani dijo haber sido enterado en agosto de 2018 de que había una acusación en su contra, pero que no se le dieron detalles.
El cardenal cumplió 75 años, la edad normal de jubilación para los obispos, el 28 de diciembre de 2018, y Francisco obtuvo su renuncia aproximadamente un mes después, el 25 de enero de 2019.
Señaló que se enteró posteriormente, el 18 de diciembre de 2019, de que la Congregación para la Doctrina de la Fe, que procesa los casos de abuso del clero, había impuesto “una serie de penas limitando mi ministerio sacerdotal y pidiendo que tuviera una residencia estable fuera de Perú”. El cardenal, que vive en Madrid y Roma, dijo que el Vaticano también le pidió que guardara silencio, “cosa que he hecho hasta ahora”.
Según la carta, Cipriani se reunió con Francisco el 4 de febrero de 2020, después de lo cual el papa le permitió reanudar el trabajo pastoral, lo que, según Cipriani, le permitió predicar en retiros espirituales y administrar sacramentos.
Versión del Opus Dei
Concluyó diciendo que, a pesar del dolor que la acusación le ha causado, ha rezado por su acusador “y por todas las personas que han sufrido abusos por parte del clero católico, pero reitero mi completa inocencia”.
Por su parte, el Opus Dei confirmó que estaba al tanto de la denuncia en 2018 y reconoció que debería haber tratado mejor a la presunta víctima.
En un comunicado, el vicario de Opus en Perú, el reverendo Ángel Gómez Hortigüela, dijo que la presunta víctima pidió reunirse con él en 2018, pero que él se negó porque la queja ya había sido presentada ante el Vaticano, que tiene la única jurisdicción para manejar acusaciones contra cardenales.
Esa fue una aparente referencia a una carta donde la presunta víctima detalla su acusación y que le sería entregada a Francisco por el sobreviviente de abuso chileno Juan Carlos Cruz.
Es increíble que después de todo lo que ha pasado, algunos sigan negando las acusaciones y no acepten la responsabilidad que les corresponde. La falta de transparencia y rendición de cuentas en estas situaciones es preocupante y no ayuda a las víctimas. Es hora de que se tomen en serio estas denuncias y se actúe con justicia.
Es preocupante ver cómo las instituciones, que deberían ser un ejemplo de ética y moral, enfrentan situaciones así. Aunque el cardenal niega las acusaciones, la sola existencia de sanciones ya dice mucho. La gente merece justicia y transparencia, más aún cuando se trata de casos tan serios. Es hora de que las organizaciones religiosas asuman su responsabilidad y actúen de manera más contundente en estos asuntos.