
11 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El gobierno de Venezuela ha elevado una enérgica protesta ante la comunidad global, denunciando lo que califica como el «robo descarado» de un buque petrolero venezolano en el mar Caribe, una acción llevada a cabo por fuerzas militares de Estados Unidos. Esta operación, confirmada por el propio presidente Donald Trump, ha sido calificada por Caracas como un «acto de piratería internacional». El canciller Yván Gil emitió un comunicado oficial afirmando que la agresión no es un hecho aislado, sino que responde a un plan deliberado.
El funcionario citó declaraciones previas de Trump, incluso durante su campaña de 2024, donde supuestamente admitió que su objetivo principal siempre ha sido «quedarse con el petróleo venezolano sin pagar ninguna contraprestación a cambio». Esta revelación, según el gobierno venezolano, demuestra que la política de agresión sostenida contra el país está motivada por el deseo de despojar a Venezuela de sus inmensas riquezas energéticas, marcando una nueva y peligrosa escalada de piratería de Estado.

Desvelando la Verdadera Razón de la Agresión
El comunicado de la Cancillería venezolana es categórico al desmantelar las razones que Washington suele esgrimir para justificar su política de presión y agresiones. El canciller Gil afirma que, con este suceso, las verdaderas razones de la prolongada agresión contra Venezuela han quedado «finalmente al descubierto». No se trata de la migración, ni del narcotráfico, ni de la democracia, ni de los derechos humanos, como habitualmente alega Estados Unidos.
El mensaje es claro: «Siempre se trató de nuestras riquezas naturales, de nuestro petróleo, de nuestra energía, de los recursos que pertenecen exclusivamente al pueblo venezolano». Caracas exhorta a la comunidad internacional a rechazar con firmeza esta «agresión vandálica, ilegal y sin precedente», que considera un intento de normalizar la piratería como una herramienta de presión y saqueo contra naciones soberanas en el Caribe y Latinoamérica.
Llamado a la Unión y Rechazo a las Guerras
Mientras la tensión diplomática se intensifica, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se dirigió a una multitudinaria marcha del movimiento campesino en el Palacio de Miraflores. El mandatario condenó la amenaza militar estadounidense y los asesinatos de pescadores en el Caribe, declarando rotundamente que la república bolivariana jamás será colonizada por ningún imperio. Su grito de guerra fue: «Basta de guerras eternas y masacres imperiales».
En su discurso, Maduro también miró hacia el futuro de la región, asegurando que «se acercan tiempos de unión grancolombiana«, evocando la nación fundada por Simón Bolívar, que incluía a Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. Estos comentarios se producen en un contexto regional complicado, con Trump amenazando con posibles ataques terrestres «muy pronto» tanto a Venezuela como a Colombia, países a los que acusa de enviar drogas a territorio estadounidense, lo que se mezcla con el interés en el petróleo venezolano.
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, contribuyó a la escalada al condenar la reciente firma de una carta de intención entre Guyana y Estados Unidos para expandir la cooperación militar. Rodríguez utilizó las redes sociales para denunciar a Guyana, acusándola de «traicionar a su pueblo» y de pretender entregar «el botín robado (petróleo venezolano) a los imperialistas expansionistas tocando tambores de guerra» con la ayuda de la operación Lanza del Sur.
Esta operación, declarada por Estados Unidos como un esfuerzo contra el narcotráfico, ha sido vinculada, según expertos internacionales en derechos humanos avalados por la ONU, con más de 80 «asesinatos extrajudiciales» al atacar pequeñas embarcaciones en aguas internacionales. Venezuela sostiene que la verdadera intención de la operación Lanza del Sur es un intento de apoderarse de su petróleo mediante un cambio de régimen.







