
Un calamar de características desconocidas para la ciencia ha generado sorpresa entre investigadores tras ser observado en las profundidades del océano Pacífico. El hallazgo ocurrió durante una exploración científica con un vehículo operado a distancia, cuando los expertos detectaron una conducta nunca antes documentada en este tipo de especies marinas.
El comportamiento del calamar llamó la atención porque el animal se enterró casi por completo en el sedimento del fondo marino, colocándose cabeza abajo. Solo dejó visibles dos largos tentáculos extendidos verticalmente, una postura que confundió inicialmente a los científicos, quienes pensaron que se trataba de organismos fijos del lecho oceánico.
La observación se realizó a unos 4.100 metros de profundidad, en una zona donde la luz es inexistente y la presión extrema. En ese entorno, los movimientos de un calamar suelen ser breves y difíciles de registrar, por lo que este hallazgo fue considerado excepcional por su claridad y duración.
Los investigadores señalaron que esta conducta no se había registrado antes en calamares de aguas profundas, lo que abre nuevas preguntas sobre las estrategias de supervivencia de estos animales en ambientes extremos.
Camuflaje y posible técnica de caza
De acuerdo con el análisis publicado en la revista Ecology, este calamar podría pertenecer a una especie de calamar látigo aún no descrita oficialmente. Enterrarse en el lodo y dejar solo los tentáculos visibles podría servirle como una forma avanzada de camuflaje frente a posibles depredadores.
Desde la distancia, los tentáculos del calamar se asemejan a esponjas de cristal o gusanos tubícolas, especies comunes del fondo marino. Esta similitud visual podría engañar tanto a depredadores como a presas, permitiendo al animal pasar desapercibido durante largos periodos.
Los científicos plantean que esta táctica también podría funcionar como un método de caza. Al imitar estructuras del entorno, el calamar podría atraer a pequeños crustáceos, su principal fuente de alimento, y atraparlos con rapidez cuando se acercan.
Aunque enterrarse en el sedimento es común en pulpos y sepias, hacerlo cabeza abajo es algo completamente nuevo en calamares de gran profundidad, lo que refuerza la importancia de este descubrimiento.
Un hallazgo en una zona bajo presión humana
La observación se dio en la zona Clarion-Clipperton, una vasta llanura abisal conocida por su riqueza mineral y por el interés creciente en la minería submarina. La presencia de este calamar refuerza la idea de que aún se desconoce gran parte de la vida que habita estos ecosistemas frágiles.
Expertos advierten que actividades humanas como la minería podrían alterar comportamientos clave de especies como este calamar, antes incluso de que la ciencia logre identificarlas formalmente. Cada nuevo hallazgo demuestra la complejidad del equilibrio ecológico en las profundidades.
Como valor agregado, biólogos marinos señalan que este tipo de descubrimientos podría ayudar a desarrollar mejores políticas de conservación marina. Comprender cómo se comporta un calamar en su entorno natural permite evaluar mejor los riesgos que enfrenta ante la intervención humana.
El caso confirma que los océanos profundos siguen siendo uno de los territorios menos explorados del planeta, donde incluso un solo calamar puede cambiar lo que se sabe sobre la vida en condiciones extremas.



