
24 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-Dos bombarderos estratégicos B-1B Lancer de la Fuerza Aérea de Estados Unidos realizaron un sobrevuelo que los llevó a menos de diez kilómetros de las costas de Venezuela, sobre aguas internacionales del mar Caribe. El hecho fue registrado por rastreadores aéreos internacionales y llamó la atención por su cercanía a la isla de Margarita y al archipiélago de Los Testigos, bajo jurisdicción venezolana.
Según los datos de vuelo, las aeronaves —identificadas como BARB21— despegaron desde la base aérea de Dyess, en Texas, y se adentraron en el Caribe durante la mañana. Su recorrido se aproximó a unas seis millas náuticas del archipiélago de Los Testigos, antes de girar hacia el norte y retirarse de la zona. En ningún momento se reportó violación del espacio aéreo venezolano.
El B-1B Lancer, un bombardero supersónico con capacidad intercontinental, es considerado uno de los aviones más potentes del arsenal estadounidense. Puede transportar misiles de crucero y bombas guiadas con precisión, lo que le permite actuar tanto en misiones de ataque estratégico como en operaciones disuasorias. Su presencia cerca de Venezuela se interpreta como un gesto de firmeza de Washington en la región.

Contexto regional y operaciones previas
Este movimiento no es aislado. El pasado 15 de octubre, dos bombarderos B-52 también sobrevolaron el mismo corredor marítimo frente a Venezuela, en ejercicios conjuntos con el Grupo Anfibio USS Iwo Jima y helicópteros de ataque AH-1Z Cobra y UH-1Y Venom. Estas maniobras, según el Comando Sur de Estados Unidos, forman parte de operaciones de vigilancia y combate al narcotráfico en el hemisferio occidental.
El Comando Sur destacó que estas actividades están coordinadas con el Departamento de Defensa y responden a directrices presidenciales para interrumpir el tráfico ilegal de drogas y proteger el territorio nacional. En ellas participan aviones, barcos de guerra y cazas F-35, así como efectivos de países aliados, fortaleciendo el control marítimo y aéreo en la zona.

A nivel diplomático, la visita reciente del almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, a Granada y Antigua y Barbuda, reforzó los lazos de cooperación militar. En sus reuniones con autoridades locales, discutieron la posible instalación temporal de radares y personal técnico estadounidense, aunque los gobiernos caribeños subrayaron que cualquier decisión se tomará bajo criterios de soberanía nacional.
El despliegue militar estadounidense ocurre en un contexto de tensiones políticas con el régimen de Nicolás Maduro, cuya relación con Washington ha oscilado entre la confrontación y el acercamiento limitado. Si bien Estados Unidos insiste en que se trata de operaciones multilaterales enfocadas en la seguridad regional, en Caracas se perciben como gestos de presión estratégica.

Estos despliegues podrían interpretarse como una muestra del regreso de la diplomacia de fuerza de Washington en América Latina. Si bien la lucha contra el narcotráfico es una prioridad legítima, el uso de bombarderos estratégicos en misiones de patrullaje genera dudas sobre la proporcionalidad del mensaje y sus posibles repercusiones políticas.





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