
El movimiento canadiense de boicot a Estados Unidos, surgido a raíz de las tensiones políticas, aranceles y la amenaza del presidente Donald Trump de convertir a Canadá en el estado 51, está causando un daño económico directo a ciudadanos y empresas estadounidenses de a pie. Inicialmente optimista, el CEO de Virginia Distillery, Gareth Moore, vio cómo las ventas de su whisky de malta en el norte de la frontera se desplomaron a cero, luego de que las autoridades canadienses prohibieran la venta de bebidas espirituosas estadounidenses en muchas provincias. Para Moore, cuyo negocio no se dedica a la política, la situación es injusta: «Solo somos unos tipos en Virginia que elaboramos buen whisky. Pero, por desgracia, somos las víctimas».
Colapso en las Ventas de Productos y el Aislamiento Turístico
La afectación va más allá de las bebidas alcohólicas, pues el boicot se ha extendido al turismo. Lugares como el Bluff Point Golf Resort en Plattsburgh, Nueva York, que normalmente dependían del flujo constante de visitantes canadienses, han reportado una caída drástica. Paul Dame, propietario del resort, ubicado a solo 35 minutos de Montreal, lamentó que sus empleados tuvieran que recortar horas de trabajo, no por un mal servicio, sino porque «los canadienses simplemente no están contentos» con las declaraciones hirientes sobre su país. Las cifras de Statistics Canada confirman esta tendencia, mostrando una disminución del 31% en los viajes terrestres y del 13% en los aéreos de canadienses a Estados Unidos.


Las tensiones han provocado una ofensa al orgullo nacional canadiense, llevando a muchos ciudadanos a ejercer su opción de no viajar a Estados Unidos. Mark Collins, CEO del servicio de ferry Clipper Navigation con sede en Seattle, notó una caída repentina del 30% en las reservas entre Vancouver y Seattle. Collins afirmó que, si bien el tipo de cambio siempre es un factor, la amenaza de Trump de anexar Canadá fue «la gota que colmó el vaso». La drástica disminución de reservas obligó a Collins a despedir a una cuarta parte de su plantilla, siendo irónicamente la plantilla estadounidense la más afectada por el boicot ejercido desde Canadá.
La Inestabilidad Comercial Castiga a los Destiladores
El sector de las bebidas espirituosas es uno de los más golpeados. El Consejo de Bebidas Espirituosas Destiladas de Estados Unidos (DISCUS) reportó que las exportaciones de productos estadounidenses a Canadá se desplomaron un 85% en el segundo trimestre de 2025. Este panorama es particularmente devastador para pequeños productores como Jeff Quint, fundador y CEO de Cedar Ridge Distillery, quien se vio obligado a retirarse del mercado europeo durante el primer mandato de Trump debido a aranceles, y se había centrado en Canadá como mercado de expansión.
Quint expresó su frustración al señalar que es «detestable invertir en un mercado durante dos o tres años y luego tener que retirarse» debido a prohibiciones provinciales. La principal preocupación de los empresarios es la «incertidumbre paralizante» que generan las amenazas comerciales y los aranceles. Aunque las tensiones políticas han disminuido ligeramente en los últimos meses, con una reunión entre Trump y el Primer Ministro de Canadá, Mark Carney, la inestabilidad económica sigue siendo un lastre que impide a las empresas planificar a largo plazo.
