MOSCÚ.- Bashar al-Assad, el presidente destituido de Siria, reapareció en Moscú este lunes y negó haber traicionado a su pueblo a nueve días después de abandonar territorio sirio.
Esto después de que el poder fue tomado por los insurgentes islamistas que tuvieron una rápida ofensiva desde el norte del país.
En una declaración fechada el día de hoy en la capital rusa, dijo que “la persona que nunca abandonó la resistencia en Palestina y el Líbano, ni traicionó a los aliados que le apoyaron, no puede ser la misma persona que renuncie a su propio pueblo o traicione a su ejército y a la nación a la que pertenece”.
Según informó una fuente del gobierno ruso a las agencias locales, Al-Assad recibió asilo en Rusia el pasado 8 de diciembre, pero desde entonces no ha aparecido públicamente ni se han difundido imágenes sobre él o su familia en territorio ruso.
Bashar al-Assad defiende su lucha contra el terrorismo en Siria
“Durante los últimos acontecimientos no me planteé ni una sola vez la posibilidad de renunciar o solicitar asilo en otro país, ni recibí ninguna propuesta al respecto de ninguna parte o individuo. El único plan de acción era continuar luchando contra la matanza terrorista”, dijo Bashar al-Assad.
Asad, que gobernó duramente a su país desde la muerte de su padre, Hafez, en el año 2000, intentó justificar su fuga.
Sin embargo, el embajador sirio en Moscú, Bashar Jaafari, describió su salida del país como “vergonzosa y humillante”.
Por su parte Al-Assad dijo que, “cuando el Estado cae en manos de los terroristas y se pierde la capacidad de realizar una contribución significativa, cualquier cargo queda vacío de contenido y su labor se vuelve inútil”.
También denunció los intentos de convertir el terrorismo internacional que sacudía su país desde 2011, en una revolución que aspiraba a la liberación de Siria.
Presidente sirio justifica su salida tras la caída de Damasco
Bashar al-Assad negó haber abandonado siria “en las últimas horas de la batalla“, “permanecí en Damasco cumpliendo con mis funciones hasta las primeras horas del domingo”.
“A medida que las fuerzas terroristas se infiltraban en Damasco, me trasladé a Latakia en coordinación con nuestros aliados rusos para supervisar las operaciones de combate”, indicó.
Al llegar a la base la mañana del 8 de diciembre, dijo que, “quedó claro que nuestras fuerzas se habían retirado completamente de todos los frentes de batalla y que la última posición del ejército había caído”.
Asad insistió en que su salida “tuvo lugar un día después de la caída de Damasco, siguiendo el colapso de las últimas posiciones militares y la consecuente parálisis de todas las instituciones estatales restantes”.
“Siempre estuve junto a mis soldados”: al-Assad
El depuesto dictador recuerda que desde el primer día de conflicto estuvo junto a los soldados “a apenas unos metros de los terroristas en los campos de batalla más peligrosos”.
Además recordó que durante estos 14 años de guerra permaneció junto a su pueblo, se enfrentó al terrorismo y a los bombardeos enemigos.
A pesar de ser señalado de reprimir a su pueblo y ordenar el bombardeo de las ciudades bajo control rebelde, se definió como “el guardián de un proyecto nacional apoyado por la fe del pueblo de Siria”.
“Mi profundo sentimiento de pertenencia al país y al pueblo sirio (…) me infunde esperanza de que Siria de nuevo será un país libre e independiente”, señaló.
Bashar al-Assad adelantó que en un futuro dará una explicación mucho más pormenorizada de lo ocurrido.
Mientras tanto el presidente ruso, Vladímir Putin, el principal aliado junto a Irán del régimen de Asad, no ha hecho ningún comentario sobre la situación en Siria.
Por su parte, en un intento de garantizar la permanencia de las bases militares en el país árabe, las autoridades rusas se han mostrado muy prudentes desde el derrocamiento y han entrado en contacto con el Organismo de la Liberación del Levante (HTS).