
24 de Noviembre del 2025.- Un Juez de Control del Estado de México tomó la decisión de vincular a proceso penal a dos de los principales sospechosos en este caso. Se trata de María Fernanda «N» y Jonathan «N», quienes son señalados por las autoridades como los probables responsables del homicidio del sacerdote Ernesto Baltazar Hernández Vilchis. El juez consideró que existen pruebas suficientes para mantenerlos detenidos mientras continúa la investigación complementaria, para la cual fijó un plazo de tres meses antes de iniciar el juicio formal.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) dio a conocer los detalles de esta resolución tras una audiencia que se llevó a cabo en privado en los Juzgados de Cuautitlán. Durante la sesión, el Ministerio Público presentó evidencias sólidas que apuntan a la participación directa de estas personas en el crimen. Además, se informó que hay una tercera implicada, llamada Fátima Isabel «N», cuya audiencia por el homicidio del sacerdote se realizará por separado en las próximas horas debido a que su detención ocurrió en una fecha distinta a la de sus cómplices.
Cronología del crimen
Las investigaciones revelaron que todo comenzó el pasado 31 de octubre, cuando los familiares del religioso acudieron ante la Fiscalía para denunciar su desaparición. Ernesto Baltazar, de 43 años de edad, no había regresado a casa, lo que activó los protocolos de búsqueda inmediata. Sin embargo, las indagatorias mostraron que días antes, el 29 de octubre, el sacerdote había salido de su domicilio en su propio vehículo acompañado de Fátima Isabel «N», una persona con la que mantenía una relación de confianza, rumbo a un domicilio en Tultitlán.
Al llegar a una vivienda en la Unidad Habitacional Morelos, en Tultitlán, la víctima se encontró con Brandon Jonathan «N». Según la narración de los hechos presentada ante el juez, los tres convivieron durante varias horas consumiendo bebidas alcohólicas y otras sustancias. En un momento de la reunión, la situación se tornó violenta y Brandon presuntamente atacó al religioso con un objeto contundente, provocándole heridas graves que lamentablemente derivaron en el homicidio del sacerdote en ese mismo lugar.
Ocultamiento de evidencia
Tras cometer el ataque, al lugar llegó María Fernanda «N», quien es pareja sentimental del agresor. De acuerdo con la Fiscalía, ella no impidió el crimen, sino que ayudó activamente a limpiar la escena para borrar rastros de sangre y huellas dactilares. Juntos envolvieron el cuerpo usando cobijas y bolsas de plástico, lo amarraron a un sillón y lo trasladaron hasta el municipio de Nextlalpan, donde lo arrojaron a un canal de aguas negras para tratar de deshacerse de la evidencia del homicidio del sacerdote.
Para confirmar esta teoría, las autoridades realizaron un cateo el pasado 9 de noviembre en el domicilio donde ocurrieron los hechos. Allí encontraron pruebas contundentes, como ropa de la víctima, objetos personales y una estola propia de su oficio religioso. Además, los peritos utilizaron un reactivo químico especial llamado «blue star», el cual permitió descubrir rastros de sangre que habían sido limpiados previamente, confirmando que ahí se perpetró el ataque contra el sacerdote.







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