17 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó esta semana la autorización de operaciones encubiertas por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Venezuela. Este reconocimiento público es inusual, ya que este tipo de información generalmente se mantiene clasificada y solo es conocida por los niveles más altos del gobierno. Esta luz verde podría facultar a la CIA para llevar a cabo una gama de operativos en la región, abarcando desde ataques letales dirigidos contra supuestos narcotraficantes hasta acciones más ambiciosas que busquen la caída del gobierno de Nicolás Maduro. La decisión subraya la tensión en las relaciones bilaterales y la importancia que Washington otorga a los desarrollos en la nación sudamericana.

Los «Hallazgos Presidenciales» y sus Alcances
Estas autorizaciones, conocidas técnicamente como «hallazgos presidenciales«, son el mecanismo legal bajo el cual un mandatario estadounidense puede dar luz verde a operaciones secretas. Históricamente, estos «hallazgos» han desembocado en diversas acciones en otras naciones, tales como ataques con drones, el financiamiento o suministro de armamento a grupos insurgentes, e incluso esfuerzos directos para lograr cambios de régimen. Según la legislación de EE.UU., el presidente debe determinar que tales operativos son «necesarios para apoyar objetivos identificables en política internacional, que son importantes para la seguridad nacional de EE.UU.»
La vasta mayoría de estas actividades, no obstante, mantiene un estricto carácter secreto o clasificado. Una vez que el presidente firma la autorización, la ley establece que se debe informar a los comités de inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes, así como al denominado «grupo de los ocho». Sin embargo, esta notificación no implica que se requiera la aprobación del Congreso. Tal como explicó a la BBC Mick Mulroy, un exagente de la CIA, «realmente no hay limitaciones y no necesita aprobación del Congreso». Las únicas restricciones prácticas se imponen mediante órdenes ejecutivas, que el presidente puede modificar fácilmente.

Las acciones que la Agencia Central de Inteligencia puede emprender bajo esta figura son variadas y de gran impacto: desde asesinatos selectivos hasta influencia en la política interna de un país o el equipamiento de grupos armados con miras a derrocar gobiernos. Ejemplos históricos de esta práctica incluyen la financiación a las guerrillas afganas contra la invasión soviética en 1979, autorizada por Jimmy Carter, y el apoyo encubierto a los Contras en Nicaragua por parte de Ronald Reagan. También se han revelado operaciones a nivel global contra Al Qaeda y la denominada operación Timber Sycamore, que entrenó y apoyó a rebeldes sirios.
Un Historial Controvertido en Latinoamérica
La historia de la participación de Estados Unidos en América Latina, a través de sus agencias de inteligencia, está marcada por la controversia. En el contexto de su lucha contra el comunismo, EE.UU. contribuyó a poner fin a gobiernos en países como Guatemala, Chile y Brasil, o impulsó regímenes que cometieron serias violaciones a los derechos humanos. Dexter Ingram, exdirector de la oficina de lucha contra el extremismo violento en el Departamento de Estado, admitió a la BBC que el historial no es «muy admirable». Esta perspectiva histórica añade una capa de preocupación ante la autorización de operaciones en Venezuela.
En el caso específico de Venezuela, no se ha clarificado si las acciones de la CIA ya están en marcha, si están en fase de planificación o si se mantienen como un plan de contingencia. El presidente Trump justificó su decisión alegando que «grandes cantidades de droga» se están moviendo desde Venezuela hacia EE.UU. Las operaciones, por su naturaleza encubierta, podrían tomar diversas formas y tener objetivos variados. Por ejemplo, presuntos miembros de organizaciones como el Tren de Aragua o el Cártel de los Soles, designadas por EE.UU. como terroristas, podrían ser blanco de operativos paramilitares o ataques con drones. Marc Polymeropoulos, veterano de la CIA, sugirió que la metodología de «encontrar, arreglar y acabar» desarrollada durante la «guerra global contra el terrorismo» podría aplicarse fácilmente a estas redes criminales en el contexto venezolano.

El «Grupo de los Ocho»