
Ejecutivos de alto nivel de Occidente están volviendo «aterrorizados» y «humillados» de sus viajes de inspección a China, luego de presenciar el asombroso nivel de automatización que domina las fábricas del gigante asiático. El consenso es claro: la velocidad y la escala de la integración robótica han creado una brecha tecnológica tan profunda que amenaza seriamente la competitividad global de las empresas occidentales. Jim Farley, director ejecutivo de Ford, calificó la experiencia como «la cosa más humillante» que haya visto, una opinión compartida por otros líderes que temen las consecuencias de esta carrera tecnológica.
El asombro de los empresarios se basa en la casi total ausencia de intervención humana en la producción. Según reportes, los ejecutivos describieron haber visto vastas «fábricas oscuras» donde los robots realizan el ensamblaje de piezas sin necesidad de iluminación, ya que no hay operarios humanos. Andrew Forrest, multimillonario australiano de Fortescue, relató cómo en estas plantas «salen máquinas del piso» que se encargan de todo el proceso. Este nivel de automatización es una revelación impactante para los visitantes acostumbrados a un modelo de fabricación que aún requiere una presencia significativa de trabajadores.
El Despliegue Masivo de la Automatización
Las observaciones de los ejecutivos occidentales encuentran respaldo directo en las cifras oficiales de automatización industrial. Según la Federación Internacional de Robótica, China ha experimentado una «radical transformación tecnológica» en la última década. El país ha pasado de tener 189.000 robots industriales desplegados a superar los 2 millones, una cifra que ilustra una inversión sin precedentes en tecnología robótica. Solamente el año pasado, China añadió 295.000 nuevos robots a sus fábricas, mientras que EE. UU. y Alemania sumaron 34.000 y 27.000 respectivamente, quedando muy atrás en el ritmo de implementación de la automatización.

Expertos del sector, como Rian Whitton de Bismarck Analysis, sugieren que esta superioridad tecnológica en automatización no busca solo la rentabilidad inmediata. En Occidente, la automatización se enfoca principalmente en aumentar los márgenes de ganancia, pero en China, una motivación clave es mitigar el efecto del envejecimiento de su población y la futura disminución de la mano de obra disponible. El programa ‘Hecho en China’, sumado a políticas como la «jiqi huanren» («reemplazar humanos por máquinas»), es una estrategia a largo plazo para garantizar la supremacía industrial ante futuros desafíos demográficos.
La Automatización Domina Mercados Clave
Más allá de las cifras de robots, el impacto de la automatización china se ve reflejado en su dominio de mercados clave a nivel mundial. El sector automotriz es un claro ejemplo de esta tendencia. Fabricantes chinos, altamente automatizados, están irrumpiendo con una fuerza formidable en los mercados internacionales. La automotriz BYD, por ejemplo, logró multiplicar sus ventas unas diez veces en el Reino Unido, superando en volumen a marcas occidentales de renombre como Renault y Land Rover.
La ventaja de la automatización no solo reside en la reducción de costos laborales, sino en la capacidad de China para ganar una influencia cada vez mayor en las cadenas de suministro mundiales. Esta capacidad de producción masiva, eficiente y a bajo coste convierte a China en un «oponente formidable» en el panorama de la competencia económica global. Las empresas occidentales, como Ford, reconocen que perder esta carrera tecnológica implica un riesgo existencial para su futuro, como admitió Farley al decir que si pierden, «no tenemos futuro en Ford».
