
14 DE JULIO-A un año del atentado en su contra, el presidente de #Estados Unidos,#Donald Trump, recordó el momento como una señal divina. Durante un mitin en Pensilvania el 13 de julio de 2024, un joven armado le disparó con un rifle de asalto. Una bala le rozó la oreja y dejó como saldo la muerte de un asistente al evento. Ahora, Trump insiste en que sobrevivió para cumplir un propósito mayor: «restaurar la grandeza» del país.
El mensaje conmemorativo fue compartido por la Casa Blanca, donde el mandatario calificó su sobrevivencia como un acto de la providencia. “Por la gracia de Dios todopoderoso salvé mi vida. Dios lo permitió con un propósito justo”, declaró. Afirmó que el espíritu estadounidense triunfó sobre “las fuerzas del mal” y rindió homenaje al bombero veterano que perdió la vida en el evento.
Donald Trump también expresó sentirse satisfecho con las investigaciones sobre el ataque. Sin embargo, reconoció fallas de seguridad. Apenas esta semana, se reveló que el Servicio Secreto suspendió a seis agentes por errores de conducta relacionados con el atentado. El informe interno del organismo, publicado en septiembre, confirmó que hubo negligencias que permitieron al atacante acercarse al presidente.

El tirador, Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, fue abatido en el lugar. Según las autoridades, logró disparar desde una azotea cercana antes de ser neutralizado. El hecho sacudió a la opinión pública y modificó por completo el rumbo de la campaña presidencial de ese año. La icónica imagen de Trump con el puño en alto, oreja vendada, se convirtió en un símbolo de resistencia para sus simpatizantes.
Además de los informes del FBI y del propio Servicio Secreto, Trump mencionó haber recibido información de la fiscal general Pam Bondi. Aunque agradeció el trabajo de investigación, no dejó pasar los errores cometidos en su resguardo, los cuales, según él, no deben repetirse. La seguridad presidencial quedó bajo la lupa, y se iniciaron reformas internas en los protocolos de vigilancia.
Lo que muchos analistas han señalado como preocupante es que, más allá del simbolismo político, este atentado expuso vulnerabilidades severas en la seguridad presidencial de Estados Unidos. No es la primera vez que el Servicio Secreto enfrenta críticas, pero este caso reactivó el debate sobre la preparación real de sus elementos, especialmente ante escenarios extremos como tiroteos a distancia. Expertos en seguridad nacional afirman que una modernización profunda del sistema es urgente, incluyendo tecnología de detección de amenazas y mejores filtros de personal. Aunque el presidente se mostró «satisfecho», la confianza institucional en el organismo ha quedado seriamente dañada.
