
17-Julio-2025.-Un total de 32 personas trans en Cancún se mantienen en lista de espera para acceder a servicios especializados de endocrinología, indispensables para garantizar un tratamiento hormonal seguro y adecuado. A pesar de haber sido anunciado desde hace casi cuatro meses, el servicio aún no se ha implementado formalmente en el Instituto Municipal de la Mujer (IMM) de Benito Juárez.
La titular del IMM, Nohamy Hermida Nieves, informó que la razón principal del retraso es la escasez de endocrinólogos en la ciudad, sumada a la falta de disponibilidad de los pocos especialistas que ejercen en la región. Esta situación ha frenado un proyecto considerado clave para el avance en derechos y atención médica digna para las personas trans.
Desde su anuncio, el proyecto fue recibido como una medida histórica para fortalecer la inclusión en el sistema de salud, pero las limitaciones del sector han puesto en evidencia la falta de infraestructura especializada en temas de diversidad sexual y salud trans. La dependencia ha expresado que sigue en la búsqueda de alternativas viables para cumplir su compromiso.
Ante este panorama, se ha considerado implementar consultas virtuales como solución temporal. Aunque esta modalidad permitiría avanzar con algunos casos, se ha señalado que la atención presencial sigue siendo la opción más adecuada para este tipo de procesos médicos, donde el acompañamiento cercano y la evaluación continua son fundamentales.
Como valor agregado, cabe señalar que la situación en Cancún refleja un problema estructural presente en muchas partes del país: la ausencia de una red de atención médica con perspectiva de género y diversidad. Expertos han advertido que, sin una política pública nacional que fomente la formación de especialistas en endocrinología trans-inclusiva, estos servicios seguirán siendo escasos y desiguales.
Mientras tanto, activistas y colectivos locales han exigido que se aceleren los esfuerzos y se asignen recursos específicos para atender este tema de salud pública, ya que retrasar el acceso a tratamientos hormonales no solo impacta en la calidad de vida de las personas trans, sino que también representa un riesgo para su bienestar físico y emocional.






