
Un incendio ocurrido la madrugada de este sábado calcinó casi por completo el interior de la #mezquitadePiera, en #Barcelona, apenas días antes de su inauguración oficial. El siniestro, que se registró hacia las 3:30 a. m., ha sido denunciado como un ataque xenófobo, lo cual ha generado conmoción entre los habitantes del municipio y la comunidad islámica local.
El centro religioso, con capacidad para unas 500 personas y autorizado desde hace dos años, representaba un símbolo de integración y convivencia para cientos de familias musulmanas en la zona. Afortunadamente, no se registraron heridos, pero los daños materiales son graves y las pérdidas, tanto emocionales como simbólicas, son profundas.
La comunidad denuncia un patrón de ataques a templos
Los Mossos d’Esquadra han abierto una investigación para esclarecer si el incendio fue intencionado, aunque los primeros indicios y el contexto apuntan a un posible delito de odio. Para muchos vecinos, este hecho no es un simple incidente: es un atentado directo contra el derecho a la libertad religiosa y un ataque al corazón de una comunidad pacífica.


Lo más preocupante es que no es la primera vez que una mezquita en España, o en Europa, sufre este tipo de agresiones. Ya sea por incendios provocados, vandalismo o amenazas, los espacios de culto musulmán son con frecuencia blanco de la islamofobia y el rechazo al diferente. En muchos casos, incluso cuando no hay pruebas claras, el resultado final es el mismo: los templos se destruyen, arden o simplemente “se incendian solos”.
Este patrón inquietante no puede seguir normalizándose. Las mezquitas no solo son lugares de oración, sino también espacios de reunión, cultura y comunidad. Cada ataque de este tipo no solo afecta a quienes profesan la fe islámica, sino que hiere profundamente la convivencia y el respeto que una sociedad plural debe defender.