3 DE SEPTIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su secretario de Estado, Marco Rubio, informaron que las fuerzas armadas estadounidenses llevaron a cabo un ataque letal contra una embarcación en el Caribe. Según las declaraciones, el barco procedía de Venezuela y era operado por una «organización narcoterrorista». El resultado de la operación, descrita por Trump como una «acción cinética», fue la muerte de once personas. Este incidente representa una escalada significativa en las ya tensas relaciones entre Washington y Caracas, y se produce en un contexto de creciente presencia naval estadounidense en la región caribeña.

La Escalada de Acusaciones entre Washington y Caracas
La respuesta del gobierno de Venezuela no se hizo esperar. El presidente Nicolás Maduro rechazó las acusaciones y calificó el video del ataque como un «montaje» creado con inteligencia artificial. Maduro acusó a la «mafia de Miami», liderada por Marco Rubio, de incitar a Trump a la violencia con el objetivo de apoderarse del petróleo venezolano. Estas declaraciones reflejan la profunda desconfianza que existe entre ambos países, donde cada acción militar de Estados Unidos es vista por Caracas como un pretexto para una intervención. Por su parte, Washington ha designado a varias entidades venezolanas, incluido el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, como organizaciones «narcoterroristas», intensificando la presión sobre el gobierno de Maduro.
El ataque letal se produjo en un escenario de creciente militarización del Caribe. El Pentágono ha confirmado el despliegue de varios buques de guerra de alto poder, incluyendo un buque con capacidad de ataque nuclear. Según la administración de Trump, esta intensificación de la presencia militar tiene como objetivo «combatir y desmantelar las organizaciones de tráfico de drogas, los carteles criminales y estas organizaciones terroristas extranjeras en nuestro hemisferio». Este argumento ha sido rechazado por el gobierno de Venezuela, que lo considera una «cortina de humo» para encubrir sus verdaderos intereses en la región.

Un Cambio en la Estrategia Militar
Portavoces de la Marina y el Comando Sur de EE.UU. han indicado que esta operación representa un cambio en la estrategia habitual de Washington. Tradicionalmente, las fuerzas armadas estadounidenses en el Caribe se limitaban a apoyar a la Guardia Costera en operaciones de interdicción y arrestos. Sin embargo, en esta ocasión, se trató de una acción letal directa por parte de los militares. Este hecho es un claro indicativo de la nueva directiva de seguridad que busca no solo interceptar, sino también neutralizar las amenazas de forma más agresiva. El despliegue de barcos como el USS Iwo Jima y el USS Fort Lauderdale evidencia la seriedad con la que Washington aborda el tráfico de drogas en la región.
Más allá del incidente, las tensiones siguen en aumento. A pesar de que no ha habido una confrontación armada directa entre los países, la retórica se ha vuelto cada vez más hostil. Washington ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Nicolás Maduro, a quien acusa de ser «uno de los narcotraficantes más grandes del mundo». Por su parte, Maduro ha puesto a su país en «máxima preparación» ante una posible confrontación. Este clima de hostilidad eleva el riesgo de incidentes futuros, que podrían desencadenar un conflicto de mayores proporciones en la ya volátil región del Caribe.
La operación en el Caribe también arroja luz sobre las dinámicas internas de Venezuela. A menudo se olvida que el crimen organizado ha echado raíces profundas en el país, con grupos como el Tren de Aragua que no solo se dedican al narcotráfico, sino que también controlan vastos territorios y se benefician de la debilidad institucional. La designación por parte de Estados Unidos de esta organización como «entidad de terroristas globales» subraya la preocupación de Washington por la expansión de estas redes criminales en el hemisferio. Al mismo tiempo, el ataque en sí mismo genera un debate sobre la proporcionalidad de la fuerza y las implicaciones éticas de este tipo de operación.

La Red Criminal del Tren de Aragua
Complementando lo expuesto, es importante entender la naturaleza del «Tren de Aragua». Lejos de ser un simple cartel de drogas, esta es una compleja megabanda criminal que nació en una prisión del estado de Aragua, en Venezuela. La organización se ha expandido por todo el país y, más recientemente, por varios países de América Latina, controlando actividades ilícitas como extorsión, secuestro, minería ilegal y, crucialmente, tráfico de migrantes y drogas. La capacidad de esta banda para operar a nivel transnacional y su brutalidad la han convertido en un objetivo prioritario para las autoridades de la región. El ataque de EE.UU. a un barco asociado a esta organización, por lo tanto, no es solo una acción contra el narcotráfico, sino un golpe directo a una red criminal que ha logrado tejer tentáculos por todo el continente.