Resulta difícil pensarlo, pero el año 2000 ya están a tres décadas de distancia. Las camisas de polyester, los coches gigantes y las charlas sobre el final del mundo han quedado atrás. Solo nos queda el vago recuerdo de los jóvenes y sus canciones de pop con coros que nunca olvidaremos. También esos antros de los 90 que para muchos marcaron no sólo su vida social, sino el inicio de la adultez.
¿Quién no se acuerda de esas discotecas de la CDMX? Esos bares llenos de luces y pistas de baile llenas de humo, barra libre para las mujeres y unos eventos conocidos como tardeadas.
Si no habías cumplido la mayoría de edad, las tardeadas eran la opción perfecta para vivir la experiencia nocturna sin necesidad de identificación. Los más chicos bailaban como los grandes y hasta ligaban en la pista de baile.
Sin duda, los 90 revolucionaron la vida nocturna en la Ciudad de México. Súbitamente las discotecas comenzaron a llamarse antros; una palabra que se usaba para referirse a los lugares de mala categoría, pero que en esa década encontró un nuevo significado.
Unos años antes de la llegada del 2000, los jóvenes compraban CD´s y oían música en casetes. Las mujeres se hacían un fleco abotargado y los hombres se llenaban el pelo de gel y luego iban a bailar su música.
Los viernes hacían fila frente a la puerta cerrada de algún sitio. Le rogaban al cadenero que los dejara pasar y luego hacían colas para entrar al baño y en la barra para conseguir una bebida azucarada que era la prehistoria de lo que hoy son los cócteles.
La pista de baile, la música y la moda
La música de ritmos atrevidos y de beat pronunciado seguiría como una tendencia desde los 70, desde que empezó el auge de las “discos”.
Había que evitar hacer “el oso” en la pista de baile y seguir la cadencia de la música de la mejor forma que fuera posible. El Rap se convirtió en Hip-Hop y el Pop seguía de moda con Britney Spears, los Backstreet Boys y muchos otros artistas.
Los jóvenes de los 90 que vivían en la Ciudad de México, en particular en el sur, se definían entre rockeros, fresas y bandas.
Así mismo, los años 90 marcarían la entrada de todo lo “alternativo”, que ya era una mezcla de todas las modas del pasado, donde se fusionaban desde los rebeldes sin causa de los 50, los hippies de los 60, la moda disco original de los 70 con pantalones acampanados y los jeans pegados de los 80.
Además cada quien imponía su propia moda. El teléfono celular era todo un lujo reservado para pocos y la tecnología apenas se manifestaba. Todavía no había selfies ni redes sociales, pero como siempre, tu círculo de amigos era todo lo que necesitabas.
Los antros noventeros para la tardeada
En las tardeadas no se vendían bebidas alcohólicas, pero no faltaban los que lograban meter un poco del licor que se habían robado de casa de sus papás.
Estos eventos, se hacían entre semana; los martes y los jueves y había que aprovechar la tarde porque la pista y las luces se apagaban a las 9 de la noche.
Empezaron a ponerse de moda a mediados de los 80 y en los 90 tuvieron su clímax, cuando cada vez más antros nocturnos las organizaban.
Para muchos menores de edad era el lugar perfecto para seguir la fiesta que iniciaba en la escuela. Era el sitio donde podías ver a tu crush sin uniforme y donde podías demostrarle a todos que sí habías visto MTV.
La magia terminaba cuando los jóvenes eran recogidos por sus papás a la hora de salida.
¿Cuáles eran los antros?
Entre los sitios más destacados estaban: el Magic Circus, el News, Medusas, La Boom, Mekano, Lady’O, Bandasha o Danzatería, por sólo mencionar algunos.
Cada tarde era diferente, pero todos tenían un DJ que usaba aparatos estrafalarios y todos usaban luces de estrobo y lásers.
Las tardeadas, variaban según la escuela y el barrio de la ciudad en el que hubieras crecido. En los sitios más fresas se escuchaba a Luis Miguel, Ricky Martin, Magneto o Mana.
Por su parte, en los antros más indies se oía a Nirvana y a Perl Jam. Todo el repertorio que aparecía en Radio Activo, 98.5; esa estación donde muchos conocimos a Sopitas.
Finalmente, en los sitios más alternativos se comenzaba a sentir el rumor de la música electrónica, del tipo Psyco o House. También se podía conocer a bandas que daban toquines, pero ese es otro tema.
Tristemente, como todas las cosas buenas, poco a poco la moda de las tardeadas se fue apagando por la inseguridad y otras cuestiones, pero ¿quién no se acuerda de las tardes de antro en la CDMX?
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Sin duda, la generación que conocemos hoy como “chavorrucos” tiene mucho que contar.
¿Algún recuerdo que quieran compartir?
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