Una mirada íntima al #Vaticano tras la muerte del #PapaFrancisco
La película #Cónclave, estrenada este año, ha cobrado nueva relevancia luego del fallecimiento del Papa Francisco I. Basada en el libro de Robert Harris, la cinta se centra en los momentos posteriores a la muerte de un pontífice, cuando los cardenales del Vaticano deben reunirse para elegir a su sucesor. La trama, aunque ficticia, se inspira en hechos reales y expone las tensiones, alianzas y conflictos personales que surgen en este proceso milenario. La interpretación de actores como Ralph Fiennes y Stanley Tucci ofrece una ventana poderosa a este mundo tan reservado.

La historia se desarrolla a partir del fallecimiento del líder de la Iglesia Católica, una noticia que sacude al mundo. En el caso de la vida real, Jorge Mario Bergoglio, conocido como Papa Francisco, murió tras complicaciones de salud que venía arrastrando desde hace meses. El proceso papal de sucesión, conocido como cónclave, se activa automáticamente con la convocatoria a los cardenales votantes. La película refleja con precisión este ambiente de expectativa, tensión y espiritualidad que rodea la elección del nuevo Papa.
Lo que muestra el cine y lo que pasa en realidad
Aunque el Vaticano no permite filmaciones dentro de sus espacios sagrados, el equipo de la película Cónclave logró hacer visitas guiadas que les ayudaron a recrear fielmente las locaciones. La Capilla Sixtina, por ejemplo, fue replicada en un set para captar cada detalle. En la historia, los cardenales son confinados allí para votar sin contacto con el exterior. Esto no es solo parte de la ficción: en la vida real, el aislamiento es una regla para garantizar la confidencialidad del proceso. Las votaciones son secretas, y las papeletas se queman para marcar si hubo o no elección.

El proceso papal comienza oficialmente entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa, lo cual permite que todos los cardenales que tengan derecho a voto puedan llegar al Vaticano. Solo aquellos mayores de 80 años o con problemas de salud pueden quedar exentos. Actualmente, 120 cardenales tienen derecho a votar. La película también refleja cómo, durante el cónclave, los cardenales no solo votan, sino que también pueden ser elegidos, lo que añade una capa más de tensión a la trama.
Además del suspenso religioso, la película añade escenas íntimas de discusiones entre los personajes, que reflejan las luchas de poder, las diferencias ideológicas y las estrategias personales que pueden influir en la elección. Un ejemplo es la conversación entre los personajes de Fiennes y Tucci, que ocurre en unas escaleras a altas horas de la noche. Este tipo de momentos aporta humanidad y dramatismo a un proceso que suele parecer inalcanzable y lejano para el público común.

Una película que se convierte en documental emocional
Aunque Cónclave es una obra de ficción, sirve como una herramienta educativa para comprender un proceso que usualmente se mantiene oculto a los ojos del mundo. Su lanzamiento coincidió con un momento de reflexión profunda para los creyentes, quienes ahora esperan al próximo Papa mientras recuerdan la figura de Francisco. La cinta también resalta cómo la fe, la política y las emociones personales se cruzan en el corazón del Vaticano.
