
13 NOVIEMBRE 2025-NACIONAL-La violencia volvió a sacudir a Chilpancingo, Guerrero. La mañana de este miércoles fue asesinado Luis Alberto Rueda Maldonado, jefe de Vía Pública del Ayuntamiento, cuando conducía su automóvil en la colonia El Tomatal. El ataque, ocurrido cerca de las siete de la mañana, dejó gravemente herido al funcionario, quien más tarde murió en un hospital debido a la gravedad de las lesiones.
De acuerdo con los primeros reportes policiacos, Rueda Maldonado circulaba en un Volkswagen Bora color gris por la calle Río Nilo cuando fue interceptado y atacado a balazos. Hasta el momento, las autoridades no han dado a conocer si el homicidio está vinculado con sus funciones públicas, aunque el crimen ocurre en un contexto de creciente inseguridad que ha golpeado de manera directa a varios funcionarios municipales.
Funcionarios asesinados y crisis de seguridad
Este nuevo asesinato se suma a una cadena de ataques contra miembros del gobierno municipal de Chilpancingo. Antes de asumir formalmente la alcaldía, el 27 de septiembre fue asesinado Ulises Hernández Martínez, un capitán del Ejército que sería designado Secretario de Seguridad Pública. Apenas tres días después del inicio de la administración, el 3 de octubre, fue ejecutado en pleno centro el Secretario General del Ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez.
La situación empeoró el 6 de octubre, cuando fue hallado decapitado el cuerpo del alcalde Alejandro Arcos Catalán. Ese mismo día, se informó que el edil había salido solo, sin escoltas, rumbo al municipio de Quechultenango —bastión del grupo criminal conocido como Los Ardillos— y no se volvió a saber de él. Días después, la Fiscalía General del Estado detuvo al capitán Germán Reyes Reyes, a quien Arcos Catalán había designado como encargado de Seguridad Pública, por su presunta relación con el homicidio.

Violencia política y descomposición institucional
El asesinato de Rueda Maldonado evidencia la crisis de gobernabilidad que atraviesa Chilpancingo, donde la violencia política y el crimen organizado han penetrado las estructuras locales. La escalada de homicidios contra funcionarios refleja un patrón que, según especialistas en seguridad, combina pugnas de poder interno con la influencia de grupos criminales que buscan controlar el territorio y la administración pública.
El propio gobierno estatal ha reconocido la presencia activa de organizaciones delictivas que operan en la región centro de Guerrero, en particular Los Ardillos y Los Tlacos, cuyos enfrentamientos han dejado decenas de muertos y desplazamientos forzados en los últimos meses.
Con la muerte del alcalde y el asesinato de sus principales funcionarios, el Ayuntamiento de Chilpancingo se encuentra prácticamente acéfalo. Este vacío de poder ha provocado parálisis administrativa y temor entre los empleados municipales. De acuerdo con fuentes locales, varios trabajadores han solicitado su baja o reasignación ante el miedo de ser víctimas colaterales de nuevos ataques.

Esta situación exige la intervención inmediata del gobierno federal, no solo con presencia policiaca, sino mediante un plan de reconstrucción institucional que devuelva la estabilidad al municipio. El abandono de los gobiernos locales, advierten, deja espacio a la infiltración criminal y debilita el tejido político y social.








