
La captura de José Antonio Márquez Morales, conocido como “El Caracas”, marca un duro golpe contra el Tren de Aragua, la peligrosa organización criminal nacida en Venezuela y con operaciones en varios países de América. El expolicía venezolano, señalado como uno de los líderes de un brazo armado del grupo, fue detenido en Valledupar, en el departamento colombiano del Cesar, durante un operativo conjunto entre autoridades de Colombia, Estados Unidos y Reino Unido.
Un operativo internacional contra el Tren de Aragua
Las autoridades colombianas confirmaron que sobre Márquez pesaba una circular roja de Interpol por delitos que incluyen terrorismo, homicidio calificado, tráfico de armas y asociación para delinquir. Según la Fiscalía, “El Caracas” fue designado por el líder principal de la banda, Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, para dirigir acciones violentas en la frontera colombo-venezolana. Su rol era clave en la logística y las finanzas, lo que le daba gran poder dentro del grupo.
Entre las acusaciones más fuertes, se le señala de participar en un ataque armado en Zulia, Venezuela, donde varias personas resultaron heridas en febrero de 2023. También habría encabezado una ola de extorsiones contra comerciantes de la región, exigiendo hasta 20 mil dólares para permitirles trabajar. Con una trayectoria que pasó de policía a criminal temido, Márquez llegó a estar en la lista de los 20 delincuentes más buscados de la región.
Extorsiones y expansión del Tren de Aragua
El Tren de Aragua se ha consolidado como una de las organizaciones criminales más peligrosas del continente. Sus orígenes están en la cárcel venezolana de Tocorón, pero en los últimos años han extendido sus redes a Colombia, Brasil, Perú, Chile e incluso Estados Unidos. Expertos en seguridad señalan que controlan pasos fronterizos, tráfico de drogas, contrabando y extorsiones, generando miedo en comunidades enteras. La captura de Márquez es vista como un avance, pero no se considera suficiente para frenar el poder de esta red.
El arresto ocurre en un contexto de alta tensión entre Estados Unidos y Venezuela. La administración Trump ha declarado al Tren de Aragua como organización terrorista y ha deportado a cientos de supuestos integrantes hacia El Salvador. Además, ha desplegado operaciones militares en el Caribe para interceptar embarcaciones cargadas de drogas. Washington acusa al presidente Nicolás Maduro de vínculos con los cárteles, mientras que Caracas rechaza esas acusaciones y defiende sus políticas antidroga.
