
Tras el fallecimiento del icónico diseñador Armani, Salma Hayek publicó un emotivo homenaje en Instagram, resaltando su grandeza y el impacto que tuvo en su carrera. La actriz recordó con gratitud cómo él la vistió en su primera alfombra de los Oscar, un momento clave que marcó el inicio de su reconocimiento en Hollywood (aunque aún era poco conocida internacionalmente). La sinceridad de sus palabras refleja no solo una admiración profesional sino también un vínculo humano que trascendió la moda.
Desde un principio, Salma se mostró agradecida porque Armani trustó en ella cuando pocos diseñadores lo hacían. Su vestido fue sencillo, pero poderoso: un vestido de lentejuelas color marfil que combinó con una tiara, arriesgada elección que después se volvió tendencia. Incluso Mick Jagger la felicitó, lo que subraya cómo ese outfit influyó en el estilo de alfombra roja.
Hayek recordó la icónica noche en los Premios Oscar de marzo de 1997, cuando posó junto al cantante mexicano Luis Miguel, quien vestía un impecable esmoquin negro. La imagen de ambos irradiaba elegancia, y ese momento sigue siendo uno de los más emblemáticos de la cultura pop latinoamericana. Esa foto —tan simple como poderosa— sigue viva en la memoria colectiva.
No solo se trató de moda, sino de una oportunidad. En ese entonces, Salma apenas comenzaba a tener reconocimiento en Estados Unidos; Armani le dio la oportunidad de presentarse en los Oscar cuando muy pocos abrían esa puerta para una actriz latina emergente. Su traje no solo fue una prenda elegante, sino un símbolo de apoyo profesional y confianza.
Armani, según Salma, encarnaba valores como la generosidad, la elegancia y el poder de levantar a quienes lo rodeaban. Es significativo que ella destaque estas cualidades en su tributo: no solo valora el talento del diseñador, sino también su carácter como persona, alguien capaz de catapultar carreras con empatía y visión.