
La economía de Argentina sorprende en la región al liderar el podio de crecimiento proyectado para 2025, con un aumento del 5,2 % del Producto Interno Bruto (PIB), según Moody’s Analytics. Este repunte se explica por un efecto de “rebote” tras la caída del 1,7 % en 2024 y del 1,6 % en 2023. Los analistas destacan que, a pesar de desafíos estructurales, la recuperación iniciada se mantendrá firme hasta bien entrado 2026, con proyecciones de crecimiento de 3,5 % para 2026 y 2027. Este dinamismo convierte a Argentina en un ejemplo regional de resiliencia frente a la volatilidad económica.
Subtítulo 2: Perú y Colombia acompañan el avance regional
Perú se posiciona en segundo lugar, con una expansión estimada del 3,1 % en 2025, impulsada por los altos precios de los metales en el primer trimestre del año. La consultora proyecta que en 2026 el crecimiento será del 2,9 % y del 3 % en 2027, consolidando su rol como uno de los motores económicos del continente. Por su parte, Colombia espera crecer 2,6 % este año, aumentando a 2,9 % en 2026 y 3,3 % en 2027, apoyada en la solidez del mercado laboral, que mantiene bajos índices de desempleo pese a la presión inflacionaria.
Brasil y Chile muestran comportamientos similares, aunque con ritmos moderados. Brasil podría crecer 2,4 % este año, desacelerarse al 1,8 % en 2026 y repuntar al 2,7 % en 2027, gracias a la resistencia de su mercado laboral y al consumo interno. Chile, con la fuerza del cobre y precios históricamente altos, proyecta un aumento del 2,4 % en 2025, seguido de 2 % en 2026 y 2,2 % en 2027.
Uruguay completa el panorama regional con un crecimiento estimado de 2,1 % en 2025, alcanzando 2 % en 2026 y 3,1 % en 2027. El informe de Moody’s subraya que, en general, América Latina mantendrá su senda de crecimiento cercana al 2,2 % en 2025, reflejando un avance sostenido pero desigual entre países.
Analistas advierten que el liderazgo de Argentina no garantiza estabilidad inmediata. Factores como la inflación interna, la deuda externa y la política fiscal podrían afectar la continuidad del crecimiento. Sin embargo, el impulso del consumo, el repunte del empleo y la inversión extranjera directa representan señales positivas. Además, países como Perú y Chile evidencian la importancia de los recursos naturales en la economía regional, mientras que Colombia y Uruguay destacan por políticas de empleo y estabilidad financiera.
Este panorama deja una lección clara: aunque el crecimiento proyectado genera expectativas optimistas, cada país debe combinar políticas macroeconómicas sólidas con inversión estratégica para consolidar resultados y evitar retrocesos. La región tiene oportunidades, pero también riesgos que requieren vigilancia constante y planificación a largo plazo.
