
Sor Juan Inés de la Cruz es inmortal. Su cuerpo se fue, pero sus palabras, poemas y sabiduría han sobrevivido en el tiempo y viven entre nosotros. Afortunadamente, además de los libros que nos dejó, recientemente se inauguró un nuevo museo para mantener vivo el legado de la Décima Musa.

Se trata del Museo de Sitio de Sor Juana, un nuevo espacio en el que las y los capitalinos podremos conocer los pormenores de la vida de esta poetisa. Desde sus primeros días en un pequeño municipio del Estado de México, hasta esos momentos gloriosos donde se convirtió en una de las máximas exponentes del Siglo de Oro.

Y es que, desde su trinchera, refugiada en el silencio de un convento, Sor Juana fue más que una religiosa y más que una escritora virtuosa. Fue una rebelde de finales del siglo XVII, que defendió los derechos de las mujeres y de los indígenas. Sus poemas reflejan la belleza del náhuatl, pero también las injusticias de un mundo que estaba hecho para el género masculino. No en vano escribió:
“Hombres necios que acusáis a las mujeres sin razón…”.
Sobre el Museo de Sitio de Sor Juana
Este nuevo museo se encuentra ni más ni menos que en el Convento de San Jerónimo, también conocido como el Claustro de Sor Juana. Se trata de un sitio emblemático, no sólo por su belleza, sino porque la poetisa vivió en este lugar al menos tres décadas, esto permite que los visitantes se envuelvan en una atmósfera única.

Y es que, entre los patios y habitaciones del antiguo convento, podemos visitar la tumba de Juana Inés de Asbaje, ya que en este espacio se le dio su último adiós cuando tenía 46 años. Según crónicas de la época, en este mismo claustro la vistieron de monja, le colocaron un rosario entre las manos y un medallón de carey.

Por si lo anterior fuera poco, el Museo de Sitio también nos ofrece piezas importantísimas para saber cómo vivía Sor Juana. Aquí podremos ver sus obras, las de ella y las que consultaba, cuadros antiquísimos que la vieron recorrer los pasillos, algunos de sus retratos más emblemáticos y hasta una curiosa colección de monedas y billetes que tienen su rostro.

En este recinto también hay dos piezas esenciales. Por un lado, hay una increíble réplica del hábito que usó la escritora, así como Oración Fúnebre, un ensayo de Octavio Paz que fue leído en el Claustro para conmemorar 300 años de la muerte de la religiosa.
En este enlace se puede ver el texto leído por Paz.
¿Por qué amamos a Sor Juana Inés de la Cruz?
Respecto a Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz dijo:
“Espíritu ávido de saber, curioso de toda suerte de noticias e ideas, que repentinamente renunció a las ciencias… Toda ella claroscura, a un tiempo risueña y a otro melancólica”.
Estas palabras son sólo una pequeña aproximación a la grandeza de este personaje.
Una niña prodigio que aprendió a escribir a los tres años
En vez de jugar a las muñecas, entraba a escondidas a la biblioteca de su abuelo a leer todos los libros. En vez de soñar con casarse, a los ocho años terminó su primera Loa religiosa. En vez de dar vueltas en la plaza con sus amigas, se hizo un disfraz de hombre para tomar clases en la Universidad.

Sor Juana tomó los hábitos con tan sólo 19 años y convirtió su pequeña habitación en una biblioteca infinita. Arriba de su cama había cientos y cientos de volúmenes de libros. En su escritorio, herramientas científicas y en el closet, instrumentos musicales que a veces tocaba en las tardes o en los domingos.

Su vida fue corta pero útil. Ayudó a darle voz a las mujeres de siglo XVII, a través de versos poéticos y cartas a las personas poderosas, se interesó por el náhuatl y la herencia prehispánica y en sus pocos tiempos libres, compartió recetas de cocina con las hermanas; dominó el arte de hacer pipián poblano mientras se recitaban sonetos antiguos.
¿Dónde, cuándo y cuánto?
Lugar: Izazaga 92, Col. Centro Histórico
Fechas: Lunes a viernes de 10 a 18 h. Sábado de 10 a 15 h.
Entrada Libre