SEÚL, Corea del Sur.- El aparente impacto con un pájaro y el fallo del tren de aterrizaje, al parecer, son aspectos clave para entender el accidente registrado ayer sábado del vuelo 7C2216 de la aerolínea surcoreana Jeju Air, siniestro rodeado aún de incógnitas que ha dejado 179 fallecidos y solo dos supervivientes, golpeando con dureza a familias enteras.
Posibles causas
Seis minutos antes de aterrizar, salirse de pista y estallar al chocar contra un muro, el vuelo 7C2216, un Boeing 737-800, recibió de la torre de control del aeropuerto de Muan (290 kilómetros al suroeste de Seúl) una alerta de riesgo aviario, que se emite cuando se detecta una gran bandada de pájaros o aves de gran tamaño en torno a la trayectoria del avión.
Dos minutos después, el capitán emitió un “mayday” o alerta de socorro antes de aterrizar sin desplegar el tren de aterrizaje ni aparentemente otros mecanismos de frenado, como los spoilers (las placas móviles situadas en la parte superior de las alas que aumentan la resistencia al aire) o el empuje inverso de los motores (que desvía la dirección del escape y reduce la aceleración).
BREAKING: Video shows crash of Jeju Air Flight 2216 in South Korea. 181 people on board pic.twitter.com/9rQUC0Yxt8
— BNO News (@BNONews) December 29, 2024
Los expertos consideran no obstante que el fallo en un motor (imágenes captadas antes de aterrizar muestran llamas en el propulsor derecho, posiblemente por el impacto con un ave) no debería haber afectado a los otros sistemas y que será necesario dilucidar si además del supuesto choque, pudo haber también algún defecto en la aeronave o en el mantenimiento de la misma.
Se espera que la investigación se demore lo menos seis meses y que pueda llegar a durar años, sobre todo tras conocerse que una de las dos cajas negras, la grabadora de datos de vuelo (FDR), resultó parcialmente dañada y decodificarla llevará más tiempo.
El avión, los pilotos y la pista
El diario The New York Times, citando a la consultora Cirium, detalló que el Boeing 737-800 accidentado pertenecía a la irlandesa Ryanair, que alquilaba la aeronave a la compañía de bajo coste surcoreana Jeju Air desde 2017 y que el aparato tiene en torno a 15 años de antigüedad.
El capitán del vuelo, de 45 años, acumulaba 6,823 horas de vuelo, mientras que su copiloto, de 35, sumaba 1,650.
La mayor parte de esa experiencia correspondía además al 737-800, ya que el piloto sumaba 6,096 horas de vuelo con el modelo y su segundo de abordo 1,339.
Algunos han apuntado a que 300 metros de pista de Muan estaban en obras por una futura ampliación, dejando 2,500 metros para aterrizar.
Funcionarios del Ministerio de Transporte surcoreano citados por la agencia Yonhap indicaron en todo caso que el modelo siniestrado es capaz de aterrizar sin problema en pistas de solo 1,500 metros de longitud.
Las víctimas
Las características del vuelo, principalmente reservado a través de agencias de viaje, ha supuesto que familias enteras se encontraran a bordo en una temporada muy popular para viajar en Corea del Sur, cuando coinciden el breve parón vacacional de final de año y el intenso frío invernal y muchos apuestan por ir a destinos cálidos del sureste asiático.
Entre las muchas familias que viajaban en el avión se contaban, por ejemplo, nueve personas de cuatro generaciones distintas de un solo clan que viajó a Bangkok, desde donde partió el vuelo, para celebrar el cumpleaños del pasajero de mayor edad del 7C2216, un hombre de 78 años.
Medios locales hablan también de grupos de colegas ya jubilados volando en el Boeing, donde la mayor parte de los viajeros estaban entre los 40 y los 60 años, aunque entre las víctimas se cuentan cinco menores de 10 y otros nueve que no llegaron a cumplir los 20.
El aeropuerto de Muan, capital de la provincia de Jeolla del Sur, una de las más rurales del país, es empleado casi de manera exclusiva por los habitantes de la región, donde parecía residir casi la totalidad del pasaje.
Familiares que esperaban la llegada de sus allegados han explicado a medios surcoreanos que recibieron mensajes instantáneos de sus seres queridos, algunos incluso bromeando, indicando que la tripulación les había informado de un problema en el avión debido al choque con un ave.
Los supervivientes
Solo dos personas sobrevivieron al choque, ambas auxiliares de vuelo que viajaban en la cola del avión, la cual fue aparentemente la parte menos afectada por el aterrizaje, el choque y la explosión.
Uno de los supervivientes, un varón de 33 años apellidado Lee, se encuentra ingresado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Seúl con varias fracturas (una de ellas en el hombro izquierdo) y pronóstico reservado, aunque se encuentra consciente y aparentemente no sufre ninguna pérdida de memoria.
La otra es una mujer de 25 años apellidada Koo y también ha sido trasladada a un centro médico de la capital surcoreana.
La auxiliar de vuelo ha sufrido heridas en la cabeza y en un tobillo y se cree que está estable y, según los bomberos que la rescataron, les relató que “empezó a salir humo de uno de los motores y luego explotó”.