
Un Compromiso con Ecos Emocionales
En una ceremonia íntima celebrada el 2 de agosto de 2025, Brooklyn Beckham y Nicola Peltz aprovecharon la ocasión para reafirmar su devoción mutua. Organizada en la mansión de Westchester de Nelson Peltz, el padre de Nicola, esta renovación de votos reunió a entre 100 y 200 invitados, aunque lo más sonado fue quién no asistió: ni David ni Victoria Beckham, ni los hermanos de Brooklyn.
Según una fuente cercana citada por Mirror, Brooklyn se detuvo a expresar un sentido homenaje no solo a su esposa —“lo que hay en el centro de mi corazón es Nicola”— sino también al apoyo incondicional de la familia Peltz. Su principal motivación era “hacerles justicia”.
Ausencias que Hablan Más de lo Que Dicen
El clan Beckham se enteró por medio de redes sociales y portadas, no por una invitación directa. Incluso los abuelos y demás familiares quedaron fuera del evento . Algunos describen la ceremonia como un golpe durísimo, una decisión que se percibe como definitiva: “el golpe final para David y Victoria”.
Al conocerse la noticia, fuentes revelaron que Victoria se quebró en llanto, mientras David quedó sobrecogido por días.
Vintage, Simbolismo y “Una Nueva Casa”
Para muchos observadores, el evento fue menos una celebración romántica y más una declaración simbólica. Nicola lució el vestido de novia que su madre había llevado en 1985, renovado con corsé, mangas abullonadas y detalles florales – un guiño visual a su nueva identidad . Su padre ofició la ceremonia, solidificando el rol central de su familia política.
Según una experta consultada por Hello!, organizar esta renovación tan pronto —solo tres años después de la boda original— puede estar alineado con un deseo de reafirmar vínculos, incluso cuando las relaciones biológicas con la familia se resienten. Es una forma de elegir simbólicamente un nuevo “hogar” .
Entrevistas: Carpeta de Recuerdos y Rutinas Compartidas
Brooklyn describió el momento como “preciosísimo”, “muy lindo”, y una experiencia que desearía repetir todos los días. Se refirió a su matrimonio como “una cita que nunca termina”: tiempo de calidad en casa, con sus cuatro perros, una copa de vino y cero fiestas.