
En pleno clímax de su residencia musical en el Coliseo de Puerto Rico, Bad Bunny cerró con broche de oro su serie de shows “No me quiero ir de aquí: Una más”. Pero detrás del aplauso y las luces se gestó un peligro que pocos imaginaron. El periodista Jay Fonseca reveló que, durante una de esas noches inolvidables, alguien habría lanzado una amenaza directa contra el artista. La medida no fue simple rumor: se habría considerado lo suficientemente seria como para activar protocolos de seguridad. Y el backstage, normalmente protegido, se tornó escenario de vigilancia extrema.
Fonseca aseguró que existió una “credible death threat”, un mensaje explícito en redes que alertaba sobre un plan para atentar contra la vida de Bad Bunny. “Había un sujeto escribiendo que iba a matar a Bad Bunny”, comentó, recalcando que esto elevó la alerta dentro del equipo organizador. Según sus palabras, la protección no fue improvisada: estaba calibrada al máximo nivel, ante temores reales. El presentador hasta señaló que la persona señalada parecía tener conexiones con armas y antecedentes preocupantes. En el ambiente nocturno del concierto, la tensión se colaba como una sombra silenciosa.
Para responder a este riesgo, se dice que la seguridad recibió un refuerzo inmediato. Fonseca explicó que no solo participó la custodia privada del evento, sino que se sumaron cuerpos federales, entre ellos el Servicio Secreto y organismos de seguridad locales. Incluso la jueza Sonia Sotomayor estaba presente uno de los días, lo que supuestamente elevó el nivel de protección al máximo. Lo que comenzó como una serie musical para el deleite de los fans se transformó en una operación de seguridad de alto perfil. Cada rincón del recinto, cada pasillo, fue revisado con lupa.
El rumor no quedó en simples especulaciones: según Jay Fonseca, el FBI y el Departamento de Seguridad Pública de Puerto Rico también colaboraron tras bambalinas. Se coordinó logística, se establecieron guardias móviles y se monitorearon accesos con extremo celo. La amenaza mandó un mensaje claro: incluso los conciertos más grandiosos no están exentos del riesgo. En un ambiente donde el artista y el público se sienten unidos, esa intrusión invisible altera el sentimiento colectivo. Lo que parecía una velada de música se volvió también un escenario de tensión.
Pese al susto, Bad Bunny no canceló ni retrocedió. Tras culminar esa histórica residencia, anunció su próxima gira mundial: “Debí Tirar Más Fotos”, que arrancará en República Dominicana el 21 de noviembre. La ruta abarcará Latinoamérica, Europa y Asia, aunque omitirá Estados Unidos, según comentó el propio cantante. Esta decisión, ajena a la amenaza, reafirma que su fuerza artística sigue intacta. Los boletos volarán, y la gira promete iluminar escenarios con su sello único.