10 DE OCTUBRE DEL 2025 – LOCAL. Organizaciones ambientalistas han levantado la voz en Quintana Roo para denunciar que los daños causados por las obras del Tramo 5 Sur del Tren Maya son mucho más severos y extendidos de lo que el gobierno federal ha reconocido hasta ahora. Los activistas señalan que las afectaciones al delicado sistema de cuevas y cenotes entre Playa del Carmen y Tulum superan con creces los ocho puntos de impacto admitidos por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Esta discrepancia subraya una profunda preocupación por la magnitud real del deterioro en el subsuelo de la península.
Daños Estructurales Bajo la Lupa de Expertos
La Semarnat, a través de su titular Alicia Bárcena Ibarra, reconoció recientemente la existencia de daños estructurales en el sistema subterráneo, asegurando que se están realizando labores de limpieza y retiro de concreto. Sin embargo, la perspectiva de los especialistas contradice esta versión. El hidrólogo Guillermo D. Christy, miembro del colectivo Cenotes Urbanos, afirmó categóricamente que existen más de 130 cavernas y cuerpos de agua subterráneos que ya presentan afectaciones. Estos daños incluyen perforaciones, derrames de concreto, rellenos y fracturas directas al subsuelo.

Christy enfatizó que la escala del deterioro ambiental ha sido sistemáticamente subestimada por las autoridades. «No son solo ocho cuevas, como dice la Semarnat. Tenemos evidencia de daños en decenas de cavidades conectadas con el acuífero maya,» advirtió el especialista. Esta conexión entre las cavidades implica que el daño en un punto puede propagarse rápidamente a través de todo el sistema hídrico subterráneo, poniendo en riesgo uno de los acuíferos más importantes y sensibles del planeta. El experto concluye que la afectación es «sistemática y progresiva».
Daños al Ecosistema y Falta de Cumplimiento
La problemática no se limita al subsuelo. El ambientalista José Urbina Bravo, del colectivo Sélvame el Tren, recordó que la deforestación masiva y el uso de explosivos para extraer sascab han sepultado dolinas y humedales, causando daños irreparables a la flora y fauna nativa de la selva. Además, los especialistas denunciaron que las acciones de mitigación y restauración ambiental son insuficientes o inexistentes, pues alegan que el 95% de las condicionantes impuestas por la Semarnat al autorizar la obra aún no se han cumplido. Esto incluye la fragmentación del corredor biológico del jaguar y el ocelote por la instalación de malla metálica.

Urbina Bravo, si bien destacó que hoy existe una mayor apertura al diálogo con las autoridades, insiste en que es urgente que alguien responda por los daños ambientales documentados. La exigencia de los grupos se extiende a la paralización de los proyectos inmobiliarios y turísticos que amenazan con agravar la afectación en la selva circundante. La preocupación se centra en que la velocidad de la construcción está superando la capacidad de cualquier esfuerzo de mitigación o monitoreo serio, dejando a su paso daños ambientales de largo plazo.
Los colectivos ambientales han tomado la determinación de elevar el caso a instancias superiores. Anunciaron que presentarán nuevas denuncias formales ante organismos nacionales e internacionales. Su principal argumento es que las obras del Tren Maya representan un riesgo irreversible y directo para el acuífero maya, un recurso hídrico vital y patrimonio natural de la humanidad. Su objetivo es lograr la protección efectiva del acuífero y garantizar que la magnitud de los daños sea reconocida a nivel global para exigir una verdadera restauración.
El hidrólogo Guillermo D. Christy ha alertado sobre la contaminación química del acuífero. Según análisis preliminares presentados por el colectivo Cenotes Urbanos, el derrame de concreto y otros materiales de construcción ha elevado la concentración de sales y metales pesados en algunos puntos del agua subterránea. Esta contaminación representa un daño a la calidad del agua, no solo a la estructura geológica, y podría tener consecuencias graves para las comunidades que dependen del acuífero para consumo y para las especies endémicas que habitan el sistema de cuevas. Este riesgo de toxicidad subraya la urgencia de detener las obras y remediar el daño.